El McLaren F1 es el unicornio entre los unicornios, y si no lo es, no debe andar muy lejos. Es uno de esos coches que se adelantaron a su tiempo, dejando tras de sí una impronta, que todo lo que llegó después quedó marcado irremediablemente. Sirvan de ejemplo las críticas que algunos vertieron sobre el Ferrari F50, que apareció después del F1 con menores prestaciones.
La comparación entre el F 1 y el F50, quizá, no sea la más acertada, pues cada modelo tenía distintos objetivos, aunque nos sirve para ilustrar lo alargada y oscura que era la sombra del modelo británico. No obstante, esa misma sombra se encontró con un coche al que no pudo ocultar, más bien al contrario, lo que provocó la transformación del modelo y la aparición de una de las versiones más raras y escasas: el McLaren F1 GT.
Aquel coche capaz de provocar una mutación en el McLaren F1 fue el Porsche 911 GT1. Por aquel entonces, la compañía británica ya había ganado en Le Mans en 1995, al tiempo que acumulaba victorias en el campeonato BPR Global GT. El caso es que Porsche, a pesar de que, en realidad, no cumplía con la reglamentación, logró homologar el 911 GT1, que era un coche diseñado desde el primer momento para competir y no se basaba en un modelo que los alemanes fabricaran en ese momento como exigía la normativa.
Obviamente, en McLaren no sentó especialmente bien la decisión y se lo tomaron como un reto. Fue la chispa que prendió en forma de McLaren F1 GT, un “homologation special” que llevó el diseño original del F1 al extremo. Gordon Murray afiló las formas de la carrocería y alargó la parte trasera en busca de carga aerodinámica. Había negado el F1 “Long Tail”, del que se fabricaron tres unidades “de calle” para su homologación.
Dos de ellas se vendieron al sultán de Brunei –chasis 54F1GT–, y a Yoshio Tsuzuki, fundador y director ejecutivo de ZENT –chasis 58F1GT, el que aparece en las imágenes–, pero la tercera se quedó en Woking –en realidad fue la primera unidad fabricada, el prototipo conocido por el código “56XPGT”, lo puedes ver en el vídeo que acompaña al texto–. Como curiosidad, la unidad del museo ZAZ, la de Yoshio Tsuzuki, no se encuentra en su estado original. A mediados de la década de 2000 se envió a McLaren Special Operation, donde se restauró y cambió su color exterior. Originalmente, salió de fábrica en color Dark Burgundy, en tono marrón muy similar al que lucía el McLaren F1 de Rowan Atkinson.’
A esta versión se la denominó “GT” –Gran Turismo–, porque se le otorgó una personalidad más lujosa. Aun así, se trataba de un coche con cinco metros de largo, cuyos genes eran puramente de competición y que mantenía intacto el V12 BMW con casi 630 CV.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS