Para los seguidores del automovilismo deportivo recordar al Lotus 3-Eleven es, justo este 2022, un buen bálsamo. Casi un refugio. No en vano, el pasado mes de marzo se hizo definitiva la presentación del Eletre. El modelo con el que la marca británica se lanza de lleno al segmento de los SUV altamente prestacionales, echando por tierra cualquier atisbo de la identidad creada con ingenio y arrojo tecnológico por su fundador Colin Chapman. De hecho, en el caso de Lotus la aparición de un SUV como éste es aún más polémica que en Ferrari. Al fin y al cabo, la casa italiana nunca había sido tan radical como la británica, teniendo en su haber multitud de deliciosos vehículos 2+2.
Llegados a este punto, realmente cuesta conciliar un SUV – por estudiado que sea – con la precisión aerodinámica así como el peso, el chasis y las suspensiones exhibidas tradicionalmente por los nerviosos y característicos deportivos de Lotus. Puntos siempre sobresalientes en los diseños de Colin Chapman. Desde el Elan con su chasis de viga central hasta el Esprit Turbo con su excelente paso por curva. No obstante, lo cierto es que los tiempos apuntan a sumarse de forma masiva y acrítica a una moda más relativa a la representación social de una riqueza sobrevenida – en esto el mercado chino y sus nuevas clases emergentes tienen mucho que ver – que a la lógica de diseño más elemental.
Pero vaya, buscándole ventajas lo cierto es que puede tenerlas. Al fin y al cabo, el automovilismo es ante todo una industria donde las cuentas han de cuadrar. En ese sentido, no está de más recordar cómo el Cayenne aseguró las finanzas de Porsche hasta el punto de no tener que preocuparse sobre la rentabilidad del 911. Visto así, la verdad es que los SUV pueden ayudar a seguir fabricando afinados deportivos. En fin, es un consuelo. Además, lo cierto es que desde hace unos años a esta parte varias de las marcas históricas para el automovilismo deportivo están lanzando, como una inesperada compensación a los SUV, modelos de una radicalidad no vista desde los años cincuenta. La época dorada de las barchettas, de las cuales bebe sin reparos el Lotus 3-Eleven.
En una época en la que los SUV han llegado incluso a marcas tan especiales en su identidad deportiva como Lotus, modelos como éste rescatan la conducción más pura y deportiva
Lotus 3-Eleven, conducción a cielo abierto
A menos que se sea muy seguidor de los Grupo C, parece existir un consenso tácito en el seno de la afición a las carreras de resistencia sobre cuál fue su época dorada. Los años sesenta. Década en la que los grandes GT dominaron el imaginario colectivo en Le Mans o Daytona, escribiendo páginas tan manidas como la pugna entre Ford y Ferrari. No obstante, lo cierto es que los años cincuenta fueron esenciales para asentar lo mejor del automovilismo deportivo con carreras como la Targa-Florio o la Mille Miglia.
Citas en las que dominaron con holguras las barchettas. Esos vehículos a cielo abierto con peso reducido y potentes motores para generar una conducción sin concesiones. Realmente al límite. Sustituidas por la hegemonía de los GT – posteriormente rebasados por los Sport Prototipo – éstas carrocerías asentaron los tiempos fundacionales de Ferrari, siendo además básicas para la evolución de Jaguar o Aston Martin. Y como en la vida todo vuelve, de unos años a esta parte se dejan ver como parte de la estrategia de las marcas históricas para posicionarse en el presente reivindicando sus tiempos dorados.
Así las cosas, Ferrari decidió homenajear en 2019 a las barchettas con el lanzamiento de su último V12 de aspiración natural: el Monza SP. Un modelo a cielo abierto del cual se ofrece hasta una versión con un único asiento. Pura conducción deportiva en el sentido más estricto, tal y como ya hiciera Mazda con su encantador Miata Monoposto. Una de las primeras y más antiguas muestras de esta nueva moda por las barchettas, a la cual se ha sumado felizmente las británicas Aston Martin y Lotus. Ésta última con el Lotus 3-Eleven ya en el 2015.
Ligero y pensado para trazar las curvas con la máxima eficiencia, este deportivo va equipado con un V6 firmado por Toyota capaz de producir un delicioso y vibrante sonido en los circuitos
Ofrecido en versión Race y Road, el Lotus 3-Eleven es una apuesta radical por la conducción a cielo abierto en el sentido más espartano y competitivo posible. De esta manera, todo el conjunto rezuma un evidente sabor clásico con detalles como el volante extraible. Además, tratándose de un Lotus la aerodinámica fue estudiada a conciencia en el túnel de viento. Complementándose que la ligereza que da un chasis monocasco en aluminio cubierto de una carrocería fabricada en un compuesto no especificado por Lotus, pero que en todo caso declara ser casi la mitad de ligero que la fibra de carbono. Así las cosas, el Lotus 3-Eleven pesa 890 kilos en la versión Race y 925 en la Road. Todo ello propulsado por un motor de origen Toyota, con 3.5 litros para seis cilindros en V capaces de entregar 450 CV a 7.000 revoluciones por minuto con un par de 450 Nm a 3.500. En suma, un modelo de carreras apto para ser matriculado.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS