Sin duda, el Lancia Delta S4 fue uno de los grandes mitos del Grupo B. Un coche tan excepcional como radical, símbolo de la mejor ingeniería deportiva del Grupo FIAT así como luctuoso protagonista del accidente en el que perdieron la vida Henri Toivonen y Sergio Cresto en 1986. El abrupto y polémico hecho que dio un fin inmediato a los Grupo B, dejando en la estada de la noche a la mañana toda una panoplia de vehículos altamente prestaciones en los que cada marca había invertido no pocos recursos. Así las cosas, en los constantes y casi diarios recordatorios a los Grupo B en el marco de la prensa automovilística destaca la ausencia de información sobre qué pasó con ellos.
Obviamente muchos fueron a parar a museos de marcas o colecciones particulares de alto nivel. Una tendencia que, aún siendo mayoritaria, no fue absoluta. Y es que no pocas unidades continuaron su vida en competición reciclándose para correr en el marco de carreras con menos prestigio. Justo el caso del Lancia Delta S4 utilizado por Bruno Saby en el campeonato de Rallycross de 1988. Una especialidad nacida al amparo de un programa de televisión británico donde se competía sobre circuitos de firme mixto – tierra y asfalto – en una suerte de carrera con tan pocas limitaciones en la homologación de los vehículos como derrapes y demás cabriolas para gusto y recreo de los espectadores.
Algo, realmente, más propio de los norteamericanos que de los europeos. No obstante, lo cierto es que la utilización de unidades altamente prestacionales – muchas veces sacadas de sus vidas anteriores en eventos más prestigiosos – se unió con el uso indiscriminado de los turbocompresores para alumbrar máquinas con hasta 800 CV de potencia. Una carrera sin fin donde primaba la espectacularidad de las cifras, protagonizando una especie de CanAm mezclada con el Grupo B. Así las cosas, el Lancia Delta S4 de Bruno Saby tenía posibilidades de victoria, más aún si tenemos en cuenta que el ajuste recibido por esta unidad la dejaba con unos 450 CV.
El Rallycross se concibió para ser algo totalmente espectacular, con coches que apenas tenían limitaciones en el reglamento pudiendo alcanzar potencias propias de la CanAm
Lancia Delta S4 Rallycross, la segunda vida de un Grupo B
De entre todos los pilotos que podían rescatar un Lancia Delta S4 para algo tan extremo como el Rallycross Bruno Saby era, sin duda, uno de los más indicados. Algo que viene precedido por lo polifacético de su carrera. De hecho, a este francés se le puede llegar a conocer desde muy diversos flancos. Para empezar, su nombre saltó a la primera plana del automovilismo deportivo cuando ganó el Dakar de 1993 a lomos de un Mitsubishi.
Pero es que, hablando del fin de los Grupo B, Bruno Saby participó en varias temporadas del Campeonato Mundial de Rallyes, siendo curiosamente el ganador en el Rally de Córcega de 1986 con un Peugeot 205 T16. Justo la misma prueba en la que se producía el terrible accidente – las fotografías son escalofriantes, viéndose cómo sólo se pudo rescatar el entramado tubular del chasis al que lastimosamente permanecían unidas algunas piezas como los discos de freno – de Toivonen y Cresto.
De hecho, junto con el Mónaco de 1988 fue la única prueba que ganó en el Mundial. No obstante, su carrera de éxitos venía desde más atrás, ya que en 1981 y a bordo de un R5 Turbo se había hecho con el Tour de Corse. Es decir, se trataba de un piloto muy versátil, siempre que la carrera fuera sobre tierra o, al menos, tuviera tramos sobre la misma.
Fueron varias las unidades del Delta S4 que encontraron una segunda vida en el Rallycross, aunque lo cierto es que la que llevaba entre manos Bruno Saby contaba con todo el encanto de ser una pieza más en el historial de este piloto tan versátil
Pero, ¿qué pasó en la temporada de 1988 en Rallycross? Bueno, para empezar hay que recordar que en aquel año Bruno Saby estaba compitiendo en el Campeonato del Mundo de Rallye encuadrado en las filas del mítico equipo Martini Lancia. Dicho esto, queda claro que las pruebas de Rallycross eran para él un divertimento en el que poder exprimir las posibilidades del Lancia Delta S4, exiliado del Mundial dos años antes junto a todos los Grupo B. Así las cosas, la verdad es que no consiguió ganar nada especialmente relevante en el Rallycross de ese momento, aunque sí es cierto que su unidad fue una de las más llamativas en la parrilla de salida. Al fin y al cabo, no todos los días se ve a uno de los mejores automóviles de competición de la historia viviendo una inesperada segunda vida.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS