Nuestro protagonista de hoy, el Infiniti FX, fue el modelo con el que la división de lujo de Nissan decidió hacer su desembarco en el viejo continente allá por el año 2008. Por desgracia, la marca hace solo un año, y ante su bajo nivel de ventas, decidió finalizar las operaciones en nuestro continente para siempre. Veremos a continuación sus cualidades más importantes y cómo representaba el lado más deportivo dentro del segmento E de los SUV -con permiso del Porsche Cayenne-.
Aunque viera la luz en el año 2003 en Norteamérica, no fue hasta 2008 cuando se presentó su segunda generación y ya con esta, su desembarco en España de la mano de Bergé. Pensemos que era un modelo pensado para el mercado norteamericano y no fue vendido nunca en su país de origen, Japón. No gozó de demasiado éxito por estos lares, en parte porque en inicio se comercializaba con dos sedientas motorizaciones de gasolina, cosa que cambiaría en 2010 -aunque no como esperaba Infiniti-, cuando se decidió traer una variante de gasóleo.
De este modelo hay que distinguir la primera generación de 2003 (S50, que recibiría un lavado de cara en 2006) y la segunda generación (S51). Desde 2008 a 2013 se comercializó como Infiniti FX, y entre 2013 y 2017 como QX70. Con el restyling recibido en 2010 había cambios muy evidentes en el frontal, con una nueva parrilla “menos formal”, así como unos faros con unas formas menos sencillas. En el perfil lateral lucía unas formas más angulosas en la carrocería, así como una línea de cintura más marcada.
Sin embargo, en el interior los cambios serían aún más evidentes: se pasaba del volante tomado prestado del Nissan 350Z a uno muy similar al del 370Z, y el salpicadero era completamente nuevo, mucho más moderno y con materiales de mejor calidad. En el plano tecnológico se incorporaba un nuevo sistema de infoentretenimiento que presidía la parte central del salpicadero, así como un nuevo equipo de sonido firmado por Bose. Un interior que se mantendría casi sin cambios hasta el fin de sus días en 2017, ya como QX70.
Como hemos dicho al principio, es un modelo que se distinguía de sus principales rivales por su concepto más deportivo y exclusivamente asfáltico, puro crossover. Esto empezaba tomando como plataforma la misma que tenía el Nissan 350Z -plataforma FM-, y que también era utilizada por los Infiniti G y M, mientras que su primo pobre generalista, el Nissan Murano, partía de la del Nissan Altima, de tracción delantera.
Su buen comportamiento, además de por una puesta a punto de sus suspensiones pensando en el dinamismo en carretera -que eran de tipo activo, pudiendo modificarse su tarado-, venía gracias a un excelente reparto de pesos de 54:46 y a la incorporación según acabados de la dirección activa en las ruedas traseras. Ya que mencionamos sus ruedas, estas eran de hasta 20 pulgadas y se movían todas al unísono. Era un tracción total permanente, salvo para el S50, que el motor 3.5 estuvo disponible tanto con tracción total como con propulsión trasera únicamente.
Sus dimensiones exteriores, como buen integrante del segmento E, fluctuaban entre los 4.803 milímetros del S50 hasta los 4.859 mm del S51, y casi 2 metros de anchura para ambos, con una batalla de 2.850 y 2.885 milímetros, respectivamente. Medidas similares a las de sus rivales.
Sin embargo, en espacio interior estaba un poco por detrás de sus contrincantes. En las plazas delanteras no había ninguna pega, pero en las plazas traseras había poco espacio para las cabezas de sus ocupantes, debido a la caída de techo de su carrocería.
El maletero era posiblemente el más escueto del segmento E, con solo 410 litros de capacidad
Al concepto de deportividad también contribuían las motorizaciones, todas ellas colocadas en posición longitudinal: desde un 3.5 V6 de 285 CV –Infiniti FX35-, pasando por un 4.5 V8 de 325 CV –Infiniti FX45-. Motorizaciones que en 2010 pasarían a ser un 3.7 V6 de 320 CV –Infiniti FX37, exclusivo para Europa-, un 5.0 V8 de 390 CV –Infiniti FX50-, y por último un 3.0 V6 diésel de 230 CV -Infiniti FX30d-. Este último modelo también fue único para el mercado europeo, representando casi el 85 % de las ventas para nuestro continente. En la segunda generación, ya renombrado como Infiniti QX70, las diferentes versiones fueron QX70 3.7 y QX70 5.0 en gasolina, y el diésel QX70 3.0d.
Seguramente, el modelo más exclusivo fue la serie limitada Sebastian Vettel, 200 unidades del FX50S (50 para Europa), costaba 150.000 euros
Las prestaciones eran muy buenas para todos: desde un sprint en aproximadamente 8 segundos hasta los 100 km/h para la variante de gasóleo, hasta unos 5,8 segundos para el motor V8 de 5 litros. Su velocidad máxima era de entre los 212 y los 249 km/h según la motorización. Nada mal para una mole de más de 2 toneladas.
La parte mala eran sus consumos, moviéndose en medias de en torno a 10-12 litros/100 km en el diésel, pasando a hacer más de 15 l/100 km en el V8 -y esto no abusando del pedal derecho-. Su buena autonomía se aseguraba gracias a un depósito de 90 litros.
En su interior encontraríamos una atmósfera de mucha calidad, con piel de excelente factura en unos asientos de corte deportivo y multirregulables eléctricamente -hasta el contorno era regulable-, madera y/o aluminio en el salpicadero y unas bonitas y grandes levas de magnesio para el accionamiento del cambio automático-secuencial a partir de la segunda generación -de siete velocidades para este, por las cinco velocidades de la primera generación-.
Su diseño interior y exterior era algo más barroco que el de sus rivales germanos, lo que le aportaba un toque distintivo. Esto sumado a su carácter deportivo, su excelente equipamiento de serie -en los acabados más top venía con techo solar, acceso y arranque sin llave, faros bixenón, cristales tintados o asientos de cuero eléctricos, ventilados y calefactados-, que engrosarían en varios miles de euros las facturas de sus rivales; deberían haberle otorgado de más éxito del que tuvo. Pero ya sabemos que en Europa pesan más cuatro aros, una estrella o una hélice sobre el capó.
Podrás hacerte con uno en el mercado de segunda mano desde aproximadamente unos 8.000 euros -un FX35 de los primeros-, mientras que si quieres cuidar un poco más tu economía diaria y quieres acceder a uno de gasóleo, podrás hacerlo desde aproximadamente 10.000 euros. Un chollo teniendo en cuenta que nuevo, en 2008, un FX35 partía de cerca de los 60.000 euros -o unos 68.000 euros de 2020 con la inflación-.
Calcula cuánto cuesta asegurar un Infiniti FX o un QX70 con nuestro comparador de seguros.
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS