Hyundai, cuando acaparó la toda la atención con el Coupé, llevaba ya cierto tiempo en Europa, pero había llegado como una fabricante low cost, con coches baratos y de diseño muy oriental. Ahora, la firma se empeña en que su origen oriental no se vea reflejado en sus diseños y parece que ha sido buena idea, porque la aceptación en el mercado es elevada sin importar el segmento.
La primera década de los 2000, habían visto como las dos primeras generaciones del coupé arrasaban en ventas, pero después flojeaban un poco tras las posteriores renovaciones. Obviamente, el precio subió y el diseño cambió lo suficiente para que la gente ya no estuviera tan interesada, aunque la marca mantuvo la misma estrategia comercial, es decir, ofrecer un modelo de imagen interesante, prestaciones decentes –nada para tirar cohetes, ni siquiera con los motores V6– y un precio contenido.
Sin embargo, tras la retirada del Coupé, a Hyundai se le ocurrió que sería una buena idea probar con algo más serio, algo que ya tenía en otros mercados como Estados Unidos y que, quizá, en Europa podría funcionar. Así que decidieron traer el Hyundai Genesis Coupé, un modelo de prestaciones y ambiciones mucho más serias que el Coupé incluso en su versión menos prestacional, que no era precisamente lenta. Esta, estaba equipada un motor dos litros –1.998 centímetros cúbicos– con turbo e intercooler, que rendía 154 kW –210 CV– a 6.000 evoluciones y nada menos que 300 Nm de par a 2.000 revoluciones. Potencia que se enviaba a través de un cambio manual de seis relaciones al eje trasero, donde había un diferencial de deslizamiento limitado de tipo mecánico.
Con estos datos, se puede comprobar que no era un coche cualquiera, pues con 1.570 kilos –no era ligero– prometía un 0 a 100 km/h en ocho segundos, completaba los 400 metros desde parado en 15,2 segundos y los 1.000 metros en 28,3 segundos.
Hyundai afirmaba cosas como que tenía una rigidez muy alta, un 27% superior a la de un BMW M3 e46, un dato interesante sobre todo cuando se compara con uno de los mejores coches de su clase y desde luego, uno de los mejores coches de BMW en aquellos años –y por si fuera poco, uno de los BMW M· más deseados–.
Aunque el Hyundai Genesis Coupé 2.0T era un coche interesante, hubo cosas que no gustaron y que fueron criticadas por la prensa. Por ejemplo, se notaba mucho su procedencia yankee, con materiales y ajustes para el habitáculo menos reinados que lo ofrecido en Europa en aquel momento. No incorporaba encendido y apagado de luces automáticos y tampoco contaba con un volante regulable en altura, solo en profundidad, algo que también denotaba sus años en el mercado. En el Genesis Coupé V6 sí se ofrecían, así que su presencia en el 2.0 turbo no tenía mucho sentido, sobre todo por el precio que pedía Hyundai por uno: 26.940 euros. Ahora quizá te parezca barato, pero allá por 2008, cuando se presentó, no lo era, aunque también es justo reconocer que no había nada similar por ese precio.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS