El Honda Civic 1.6 16v ES era, en el año 2001, el máximo exponente del modelo japonés en el mercado europeo. No había opciones más potentes en el catálogo, pero, sin embargo, por prestaciones se permitía el lujo de plantarle cara a más de un compacto 1.8. No en balde, los motores gasolina de 1.6 litros japoneses siempre han presumido de un funcionamiento brillante.
La séptima generación del Honda Civic se apuntó a la moda monovolumen, al igual que hicieron otros como Peugeot con el 307. No fue la generación más agraciada estéticamente, al menos la europea, pues fue un coche que tuvo numerosas versiones, carrocerías y diseños, según el mercado al que fuera destinado. Al Viejo Continente llegaron las carrocerías de tres y cinco puertas, cuyo diseño no era ni mucho menos deportivo, aunque sí demostró ser bastante versátil.
El motor más potente de la gama en Europa a comienzos del Siglo XXI era un bloque 1.6, un cuatro cilindros de 1.590 centímetros cúbicos de carrera bastante larga: 75 por 90 milímetros –diámetro y carrera del pistón respectivamente–. Tenía culata de 16 válvulas, un solo árbol de levas con variador de fase e inyección multipunto, para rendir 110 CV a 5.600 revoluciones y 15,5 mkg de par a 4.300 revoluciones –unos 150 Nm–. Uno de los mejores propulsores de su tipo según la prensa de la época, que ponía en aprietos a unas suspensiones demasiado blandas.
Su motor era de los mejores del segmento por suavidad y consumos, pero el resto del coche no era igual de bueno
La octava entrega del compacto japonés había perdido todo talante deportivo y se había vuelto un coche más bien tranquilo, pensado para usuarios que buscaban un funcionamiento suave, así como la característica rigurosidad japonesa. Las prestaciones homologadas por la propia marca dejaban claro el talante del coche. La velocidad máxima era de 187 km/h, mientras que el 0 a 100 km/h se completaba en 10,2 segundos. Un Renault Mégane 1.6 16v, con la misma potencia, le superaba en velocidad máxima, aunque se quedaban muy parejos en el resto de mediciones típicas. El consumo oficial era de 6,8 litros cada 100 kilómetros, una cifra bastante respetable.
Donde sí destacaba el Civic 1.6 16v ES era en tacto y funcionamiento del cambio, así como en los desarrollos, bien ajustados para el carácter del motor, lo que facilitaba exprimir sus cualidades al máximo siempre que fuera necesario .
Había ciertos apartados donde el modelo japonés necesitaba mejorar si se comparaba con el resto de rivales del segmento. Por ejemplo, el habitáculo, aunque llamativo, era de los peores resueltos, no tenía la calidad de realización que se podía encontrar, por ejemplo, en el mencionado anteriormente Peugeot 307 y su equipamiento de serie era algo escaso. Su precio tampoco ayudaba, pues 2.910.000 pesetas –unos 17.457 euros sin IPC– estaban casi a la par de, por ejemplo, un SEAT León 1.8 20v Sport, que costaba 2.971.000 pesetas –17.824 euros–.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Yo tengo el Civic 8 generación y no es ese
Cierto es, es la séptima. Conté de más. Gracias por el aviso.