El Honda Accord Coupé 2.2i ES resulta un coche bastante desconocido, al menos en España, algo que no debería extrañar cuando hablamos de un coche que se comercializó hasta mediados de los 90 y a un precio muy elevado para aquellos años: 4.280.000 pesetas, unos 25.723 euros sin inflación –52.011 euros con la inflación añadida–. Además, no era un coche deportivo, por muy coupé que fuera, era un coche “de imagen”, con un planteamiento bastante yankee.
Dicho talante norteamericano se reforzaba por la presencia del motor de 2,2 litros, un propulsor que, según las revistas de aquel momento, se quedaba por detrás en cuanto a carácter y prestaciones con respecto al afamado bloque de 2,3 litros de Honda. Sin embargo, como buen motor americano, ofrecía el 80% del par a poco menos de 2.000 revoluciones y se mantenía bastante estable hasta las 6.000 revoluciones. Concretamente, hablamos de un propulsor de cuatro cilindros atmosférico, con 2.156 centímetros cúbicos, culata multiválvulas con un solo árbol de levas e inyección multipunto, que rendía 150 CV a 5.600 revoluciones y 20,2 mkg a 4.500 revoluciones, algo menos de 200 Nm de par. Algunas revistas que disfrutaban de un banco de potencia, llegaron a registrar cifras de 154 CV a 5.480 revoluciones y 21 mkg a 4.770 revoluciones, lo que indicaba que podría ser un motor un poco “pachorro”, pero estaba en muy buena forma.
Aunque el Accord Coupé 2.2i ES era un modelo con un claro estilo norteamericano, su ADN era totalmente nipón y su motor destacaba por su facilidad de ganar revoluciones –el corte de inyección se producía cerca de las 7.000 revoluciones– y por una caja de cambios de manejo, según opiniones de los probadores de aquellos años, soberbio. También se elogiaron los desarrollos escogidos –la quinta tenía 34,53 km/h a 1.000 revoluciones–, lo que ayudaba a unas aceleraciones y unas recuperaciones bastante buenas. El 0 a 100 km/h, por ejemplo, lo completaba en nueve segundos, los 400 metros con salida parada en 16,4 segundos y las recuperaciones de 80 a 120 km/h, en quinta, se hacían en 13 segundos.
El Accord Coupé 2.2i ES tenia un carácter muy yankee, con un motor muy elástico pero un poco falto de garra
No son cifras de coche deportivo –aunque no son malas–, pero casaban a la perfección con el carácter del Honda Accord Coupé 2.2i ES. Estéticamente no era un coche agresivo, sino más bien elegante y con volúmenes y proporciones equilibradas; el habitáculo destacaba por una calidad general elevada, con un diseño muy ordenado aunque para emocionante –que no quiere decir feo, por cierto–, al tiempo que los asientos eran cómodos y bonitos, pero poco deportivos. De hecho, el carácter general del coche era más burgués que deportivo.
La revista Coche Actual, por ejemplo, en su número 321 –mediados de junio de 1994–, lo definía como un “coupé muy berlina”. La plataforma sobre la que se desarrolló el coupé era la misma que se usó para el sedán y se mantenían ciertas cosas, como la amplitud general y hasta cierta capacidad de maletero, pues presumía de 436 litros –¡y eso que tenía un depósito de 65 litros!–, pero se había trabajado en las suspensiones y en la dirección con el objetivo de hacerlo más ágil y más dinámico.
Por ejemplo, el ancho de vías crecía en ambos ejes –35 milímetros delante y 20 milímetros detrás– y montaba estabilizadoras más gruesas, así como muelles más firmes y cortos. Sin embargo, sus tarados no eran realmente deportivos, sino ligeramente más firmes que en el sedán, lo suficiente para ganar en aplomo a alta velocidad y en precisión en la trayectoria.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS