Situémonos en la década de los ochenta y pensemos en el desarrollo de un deportivo con las sensaciones de un Ferrari aunque mucho más barato, práctico y manejable. Así las cosas, seguramente muchas de vuestras mentes estén pensando en el Honda NSX. Pero, ¿y si el que hubiera llegado finalmente a serie hubiese sido el Ford GN34? No en vano, durante al menos dos años contó con no pocas papeletas de cara a llegar a buen puerto. Sin embargo, la fría lógica financiera y comercial siempre presente en los grandes grupos automovilísticos se inclinó, en 1986, a favor de fabricar una nueva variante del todoterreno Bronco. Pero vayamos por partes.
De esta manera, lo primero será irnos a los años sesenta. Una década en la que Ford consiguió humillar a la mismísima Ferrari ni más ni menos que en Le Mans. Todo ello gracias al Ford GT40. Un coche absolutamente sensacional. No cabe la menor duda. Pero al tiempo, hay que reconocerlo, fruto de la frustración y el deseo de venganza ante una Scuderia que no se dejó vender fácilmente al adinerado gigante de Dearborn. Además, tras aquellos años de ruido y furia en el circuito francés, lo cierto es que Ford no supo continuar con una oferta deportiva a excepción de los Escort RS y su participación en los rallyes europeos. Asimismo, en lo referido a la gama estadounidense los Mustang con cuatro cilindros eran, más que verdaderos coches deportivos, trampantojos incapaces de satisfacer a un cliente mínimamente consciente.
Llegados a este punto, el departamento de proyectos especiales SVO – liderado por Mike Kranefuss – pensó en la posibilidad de convencer a la dirección de Ford con la presentación de un deportivo capaz de seducir como un Ferrari aún con el precio de un Corvette o Porsche 944. Una idea más apropiada de lo que pudiera parecer, pues los años ochenta estuvieron marcados no sólo por un claro auge de la deportividad puesta al acceso de las masas, sino también por un claro auge del consumo en los mercados occidentales. Es decir, era el momento perfecto para que Ford regresara a los escalafones más altos de la deportividad con un modelo vendible de manera global.
Una de las cuestiones más interesantes al analizar la intrahistoria de una empresa tan enorme y compleja como Ford, es ver el desarrollo y la pugna entre sí de diferentes departamentos con intereses y visiones muy diferentes
Ford GN43, el proyecto que podría haber hecho pareja con el Honda NSX
Una vez que el equipo de SVO recibió luz verde por parte de la dirección de Ford, lo primero a tener en cuenta era la elección de un motor. Puestos en esta tesitura, lo ingenieros dirigidos por Kranefuss pensaron en el V8 montado en ciertas versiones del Sierra ofrecidas en mercados como el sudafricano. Sin embargo, lo cierto es que resultaba complejo presentarse como una alternativa a las berlinetta con motor central producidas en Maranello usando una mecánica, en esencia, de base popular.
Sin embargo, por fortuna Ford y Yamaha se encontraban ultimando a medias un nuevo propulsor V6. Dotado de una personalidad propia, el refinamiento de lo japonés y una gran capacidad de crecer tanto en potencia como en cubicaje ésta fue la opción escogida por el equipo de SVO. Eso sí, a fin de situarse claramente en el segmento de los superdeportivos lo mas idóneo es que la posición del motor fuera central-trasera. Un hecho trascendental, ya que ninguna de las fábricas de Ford en los Estados Unidos – siempre enfocadas a modelos de gran tirada – estaba preparada para el grado de refinamiento necesario en un deportivo diseñado bajo aquellos parámetros.
Puesto en esta tesitura, el equipo de SVO viajó hasta Europa a fin de entablar contacto con diversos carroceros que, además de poder idear unas líneas seguramente más atractivas que las propuestas por el departamento de diseño de Ford Internacional, pudiera asumir la capacidad de ensamblar el nuevo modelo. Llegados a este punto, el proyecto del Ford GN34 tuvo otro espaldarazo de suerte debido a encontrar una excelente predisposición por parte de Italdesign. La cual, por cierto, justo estaba trabajando en las líneas del Maya. Un concepto con el cual planeaban seducir a Lotus. Marca que, por cierto, fue tanteada por los estadounidenses por si quisiera desarrollar a medias el Ford GN34.
Para el equipo de SVO la aparición de Italdesign fue proverbial, aunque en la dirección del grupo tenían serios problemas a la hora de aceptar un modelo que no fuera realizado de forma íntegra en las instalaciones de Ford
Con todo ello, el futuro deportivo parecía ir sobre ruedas. Sin embargo, algunos directivos empezaron a cuestionar el proyecto sobre la base de las complicaciones derivadas de fabricar un modelo delegando en otras marcas. Principalmente en todo lo que se refiere a garantías y otros servicios que se presuponen de calidad en todo fabricante masivo. No obstante, hacia 1985 se fueron sucediendo las diversas propuestas de diseño, con aportes realizados no sólo por Italdesign sino también por diversos departamentos de diseño de Ford en los Estados Unidos. Gracias a ello, se produjeron diversas unidades de prueba, contando con la aprobación entusiasta de pilotos como Jackie Stewart. Sin embargo, en 1986 vino el fin para el Ford GN34. Un fin precipitado por la caída del dólar, lo cual hacía menos rentable al proyecto ya que estaba pensado para ser un modelo global. Así las cosas, la dirección del gigante americano se vio en la siguiente encrucijada: ¿financiar un vehículo exclusivo que se vendería en todo el mundo a tandas de miles, o crear uno mucho más popular del cual se venderían centenares de miles? Finalmente, ganó la segunda opción y, por ello, todos los recursos que se podrían haber invertido en lanzar a serie el ya muy avanzado Ford GN34 viraron a la puesta a punto de una nueva generación del todoterreno Bronco. En fin, la lógica de una gran empresa.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS