La tercera generación del Ford Capri se presentó en durante el salón de Ginebra de 1976. Fue el resultado del llamado internamente “proyecto Carla” y comenzó a llegar a las tiendas en 1978. Seguía siendo el mismo coche de morro largo y fuerte personalidad, pero se habían cambiado algunas cosas como el frontal, que pasó a contar con cuatro faros circulares y un nuevo capó, así como unos pilotos ligeramente diferentes y un habitáculo remodelado.
Fue la última actualización del Capri, el llamado “Mustang europeo” –fue cosa de la propia marca–, aunque en el fondo poco se parecía al Mustang, ni por carácter ni por prestaciones o situación en el mercado. El Capri estaba en un segmento totalmente diferente y su personalidad era muy diferente. De hecho, es más que posible que por carreteras europeas, el Mustang tuviera dificultades para seguir la estela de un Capri, sobe todo si hablamos del 2.8i, claro.
Cuando comenzó a rodar, el Ford Capri apenas tenía rivales en el mercado. Por un lado, el Opel Manta, por otro, el Renault Fuego, y ninguno de los dos tenía el carácter del yankee. Quizá el Manta podría plantar cara en carretera con pocas rectas, pero no tendría nada que hacer en caso de encontrarse con el Capri 2.8i, la variante más potente de la tercera iteración del coupé de Ford, sin contar cosas como las creaciones de Tickford o las turbo alemanas.
El Ford Capri 2.8i apareció en 1981 y fue la primera versión desde el Capri RS2600 en montar un sistema de inyección de combustible. Presumía de nada menos que 160 CV, una cifra más que respetable a comienzos de los 80, extraídos de un bloque V6 a 60 grados de 2.792 centímetros cúbicos y una carrera de pistones muy corta –93 milímetros de diámetro por 68,5 milímetros de carrera–. Un motor que lanzaba al coupé americano hasta los 210 km/h. Pocas cosas había, por el mismo precio, que podían medirse en velocidad con un Capri 2.8i.
De primera, el Capri 2.8i se ofreció con un cambio manual de cuatro relaciones, pero poco después se cambió por uno con cinco relaciones, que mejoró ligeramente las prestaciones y los consumos.
Hay algunas curiosidades del Ford Capri MK3 que merecen la pena destacar. El Reino Unido, por ejemplo, fue el coche preferido de los ladrones, tanto por lo fácil que era abrirlo como arrancarlo. Las aseguradoras lo catalogaron como vehículo de alta riesgo de robo, y acabó por repercutir en las pólizas de seguro.
El Ford Capri 2.8i se vendió en España, si, pero se vendieron muy pocos. En realidad, se vendieron pocas unidades del Capri en general. La producción del Capri se detuvo, en Europa, en 1984, aunque se mantuvo activa en Reino Unido un par de años más, hasta 1986.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS