La deportividad no es sólo una cuestión relacionada con la potencia. Ni mucho menos. Lejos de ello, el pequeño tamaño de un compacto urbano como el FIAT Seicento garantiza ser una excelente base para un vehículo de lo más divertido al contar con poco peso, batalla corta y todo el nervio de un modelo de lo más manejable. En ese sentido, en España existe un ejemplo que quizás llevó todo esto a un nivel realmente superior. Se trata del Goggomobil con el que Salvador Cañellas disputó algunas de sus primeras carreras, usando el chasis de aquel microcoche al que se le ensancharon las vías junto a la incorporación del motor de una furgoneta DKW unido a tres escapes de la Bultaco Metralla.
Todo un invento artesanal más competitivo de lo que se pudiera pensar, poniendo encima de la mesa las bondades de los deportivos más populares como es nuestro protagonista de hoy. Nacido como una evolución del Cinquecento Sporting de 1994, este pequeño deportivo italiano está en la estela de los 500 y 133. Modelos urbanos que, al haberse pensado para moverse entre el tráfico con soltura, también pueden hacerlo por reviradas sendas de montaña. Justo el terreno donde más y mejor se disfruta un coche así, cual si fuera uno de los japoneses Kei Car con aspiraciones como el Honda Beat.
Además, gracias a estos vehículos no han sido precisamente pocos los pilotos que han empezado a foguearse con la conducción deportiva. Prueba de ello es todo lo que ocurrió con las unidades del Cinquecento preparadas para el Grupo A, siendo significativo – aunque no tan amplio – las del FIAT Seicento Sporting vistas en diferentes torneos de aficionados o incluso semiprofesionales a lo largo y ando de diversos países europeos. Y es que, además de sus condiciones de base, éste resulta un coche relativamente fácil de modificar. No obstante, ya desde su base está dando 54 CV a 5.000 rpm gracias al motor de cuatro cilindros en línea y 1,1 litros alimentado por inyección directa.
FIAT Seicento Sporting, deportividad de bolsillo
Fabricado en la planta que el Grupo FIAT tiene en Polonia, el FIAT Seicento fue uno de los últimos coches realmente pequeños con la vida en la gran ciudad en el punto de mira. Un coche muy especializado que, en la mayor parte de los casos, fue adquirido como segundo vehículo. Y es que, realmente, las más de las bondades que luce en ciudad se convierten en problemas en la carretera abierta.
Algo que además se agravó con lo poco aconsejable que era ir a altas velocidades en el mismo, ya que en los test europeos de choque no quedaba precisamente en las primeras posiciones. Lejos de ello su endeble estructura iba más o menos a la par de la de otro modelo también muy compacto: el Rover 100.
Así las cosas, la versión FIAT Seicento Sporting se dirigió a un nicho de mercado muy concreto. El de personas – normalmente jóvenes – con afán por tener un deportivo ligero realmente divertido de conducir en salidas esporádicas por carreteras de curvas. Eso sí, pudiéndose además usar en el día a día en la ciudad, donde le sacaba unos 15 CV extras a las versiones más normales de la gama.
Tras el diseño de aquellas mejoras estaba Abarth. La cual afortunadamente nunca llegó a disolverse tras ser comprada por FIAT a comienzos de los años setenta a pesar de haberla convertido en el núcleo de su departamento de competición, coordinando esfuerzos que en no pocas ocasiones – véase el Lancia LC2 – provenían también de Ferrari. En el caso del FIAT Seicento Sporting ésta fue la versión más prestacional de la gama, no habiendo kits reseñables de Abarth para el mismo. Y es que, al poco tiempo, Abarth volvería a la primera plana firmando de nuevo modelo con su nombre. Pero de ellos ya hablaremos más adelante.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS