El Citroën Xsara 2.0 HDi con 110 CV fue un auténtico best seller y se convirtió en uno de los líderes del segmento compacto en España en diferentes ocasiones. La relación entre precio, equipamiento y prestaciones, permitió que los usuarios vieran en el modelo francés la compra perfecta y todavía es fácil ver un elevado número de ejemplares por las calles, incluso de la primera generación, la cual tiene más de 25 años y se podría considerar todo un clásico popular.
Aparecido en 1997 para reemplazar al Citroën ZX, otro enorme éxito de ventas para la firma francesa, vivió una época de enorme competitividad y aunque no fue tan temprano como en el caso del Ford Focus, el Xsara no tardó en verse sometido a una renovación. Concretamente, el Citroën Xsara sufrió un restyling en el 2000, tres años después de haberse puesto en el mercado, con claros cambios en el diseño que lo hacían fácilmente identificable. Pero no solo recibió cambios en el diseño –el frontal era totalmente nuevo–, también estrenó el motor turbodiésel con 110 CV.
El Citroën Xsara 2.0 HDi con 110 CV llegó y como cabe esperar, potenció todavía más las ventas. Era la era del diesel, todo giraba en torno al gasóleo, o casi, y cualquier mejora en prestaciones era bienvenida y acogida con los brazos abiertos en un mercado capaz de absorber casi cualquier oferta con motor diésel. De esta forma, el Xsara se colocaba en posición de marcar, en las franjas de potencia más vendidas, a los TDI de Volkswagen, la referencia en aquellos años en cuanto a prestaciones y consumos, que se vendían en cantidades ingentes con 90 y 110 CV.

Con el restyling, además del nuevo HDi con 110 CV, también se estrenaron algunos cambios como el diseño del frontal, mejoras en el habitáculo o más equipamiento
Se tomaba como punto de partida el 2.0 HDi de 90 CV, el cual recibía, entre otras cosas, un turbo con más presión de soplado –2,3 bares– y un intercooler. El resto era igual. Cuatro cilindros y 1.997 centímetros cúbicos, un solo árbol de levas y dos válvulas por cilindro e inyección por ráil común. Las cifras eran muy competitivas: 110 CV a 4.000 revoluciones y 26 mkg a 1.750 revoluciones, consumos de 5,2 litros de media y podía ponerse a 193 km/h, que no está nada mal para un coche con 110 CV.
No todo son cifras sobre el papel, aunque sean importantes e interesantes –como un 0 a 400 metros en 17,72 segundos, por ejemplo–, para un usuario medio es más importante el tacto o la forma de entregar la potencia en una conducción diaria y ahí el modelo francés contaba con muy buenos argumentos, como una facilidad de conducción altísima. No obstante, el Citroën Xsara 2.0 HDi 110 CV montaba el eje trasero con efecto direccional que, según la revista Autopista, se dejaba notar demasiado y ofrecía un tacto algo peculiar, que no eran lo más indicado para un coche con un marcado talante familiar.
El 2.0 HDi solo sirvió para que el Xsara consolidara su liderato en ventas gracias a su precio, que sin descuentos se ofrecía desde 20.232 euros y por su funcionamiento. El motor turbodiésel del Xsara era muy suave, apenas tenía vibraciones y resultaba mucho más refinado que el intocable 1.9 TDi, famoso no solo por sus prestaciones y consumos, sino también por sus vibraciones y por el feo sonido que emitía.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS