El Caterham Seven no es un coche para cualquiera, se trata de un automóvil muy, pero que muy especial, enfocado totalmente al placer de conducción, a las sensaciones. Su concepto no es precisamente nuevo, el Caterham Sevenen realidad un Lotus Seven, el cual comenzó a fabricarse en 1957 y dejo la línea de producción en 1975, cuando Caterham, uno de los principales concesionarios de Lotus en Reino Unido, compró la licencia para seguir fabricante el Seven y hasta ahora.
Caterham ha respetado el concepto del coche a rajatabla, pero también se ha dejado llevar en alguna ocasión, dando vida a creaciones de auténtica locura. Ahí están los Caterham Seven Superlight R500, por ejemplo, una versión especialmente radical, que cuenta con 263 CV procedentes de un motor Ford Duratec 2.0, y un peso de 506 kg. Es una bestia que no puede ser pilotada por cualquiera, requiere experiencia y una cabeza con las ideas muy claras, pues el 0 a 100 km/h lo completa en 2,88 segundos y sin ayudas electrónicas de ningún tipo.
No obstante, si esto te parece una locura, Caterham todavía ha lanzado otras versiones muy más salvajes. Pero antes de hablar de ellas, tenemos que recordar que el concepto del Caterham Seven nació en 1957, en el mismo año que se ponía en producción el SEAT 600 en España, y destaca por ser, básicamente, cuatro ruedas, un motor y un lugar donde se sientan piloto y acompañante. Ni siquiera tiene puertas.y el coche es realmente pequeño. Por eso, no sorprende que con los motores más básicos de la gama, que no suelen superar los 80 CV en demasía, ya se logren unas grandes sensaciones y unas prestaciones interesantes para el tipo de coche que es.
Sin embargo, no sabemos muy bien por qué, un día, en 2008, en Caterham, decidieron que sería buena idea meter bajo el capó delantero un propulsor V8. Pero no uno cualquiera, no hay sitio para un V8 convencional de Chevrolet, por ejemplo, que suele ser el más típico en estos casos (casi es más grande el motor que el coche…), así que se lo encargaron a los especialistas de Russell Savory, que creó una joya mecánica. Con 2,4 litros y 40 válvulas, el V8 que desarrollaron rendía 400 CV en su versión de aspiración natural, o bien, 550 CV sobrealimentado, al tiempo que todo el tren de potencial no superaba los 90 kilos y puede superar las 10.000 revoluciones. ¡Espectacular!
En Caterham lo montaron en un chasis del Seven SV, que es un poco más grande de lo normal, y lo llamaron Caterham Seven Levante RS Performance y dieron vida a una de las criaturas con ruedas más descabelladas que se han creado. Por ejemplo, pesa 920 kilos menos y tiene 27 CV más que un GT2 de comienzos de siglo, mientras que su relación peso-potencia es de 961,54 CV por tonelada y la potencia específica de 208,33 CV/L. Es una locura de coche. Sin embargo, acelera un poco más despacio que el Caterham Seven Superlight R500, porque tiene algo más de dificultades para entregar toda la caballería al suelo. El 0 a 100 km/h lo hace en tres segundos, que tampoco es una diferencia que vayamos a notar en carretera, mientras que puede alcanzar los 241 km/h, si es que alguien se atreve a ponerse a semejante velocidad es un Caterham…
Se fabricaban bajo pedido, obviamente, y se necesitaban 12 semanas para completarlo, pues se hacían totalmente a mano. El precio era de 115.000 libras, unos 144.417 euros en 2008. Algo que no debería extrañar cuando tiene un motor tan sumamente especial o cuando la carrocería se fabrica por completo con fibra de carbono (y los asientos, con fibra de carbono y con kevlar).
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS