A pleno cruce entre el motociclismo, el automovilismo y las carreras de promoción es donde se encuentra el Bultaco Fórmula IV diseñado por Mario Soler. Uno de esos pequeños bólidos prácticamente artesanales donde diversos elementos se concitan de cara a crear una máquina llena de referencias a grandes nombres de la historia automotriz más cercana. Dicho esto, lo mejor será ir por partes poniendo orden en un relato donde, al menos, tendremos tres figuras esenciales para la afición al motor. Así las cosas, hemos de situarnos en 1962. Año en el que Bultaco comenzó de forma oficial su pequeño escarceo en el automovilismo lanzando una gama de motores específicos para karts.
De esta manera reconocía lo obvio, ya que incorporar una mecánica de moto era una de las vías de trabajo más recurrentes a la hora de crear estos pequeños vehículos de cuatro ruedas. Diseñados aprovechando la mayor cantidad posible de piezas ya existentes, los K100, K125 y K200 cubrieron varias cilindradas alzándose como una de las mecánicas más escogidas por los pilotos de kart hasta bien entrados los años setenta. De esta manera, aunque el nombre de Bultaco se asocia obviamente al motociclismo, las fórmulas de promoción automovilística con karts y pequeños monoplazas estaban plagadas de motores con el sello de la marca catalana. Por ello, repasando algunas piezas únicas creadas por Hispakart, Selex o Tapias resulta recurrente ver cómo montan mecánicas Bultaco.
De hecho, entre aquellas creaciones destaca en materia de potencia el Hispakart con motor de una TSS 350 creado a finales de los sesenta. Una época en la que el propio Xavier Bultó era plenamente consciente de su influencia en el mundo de los kart, ofreciendo a Mario Soler un motor de cuarto de litro para que construyera este Bultaco Fórmula IV en 1968. Mecánico de gran habilidad así como coleccionista temprano y metódico – su legado sirvió como base para el magnífico Museo Moto Bassella – , Soler creó este monoplaza contando con indicaciones del mismísimo Salvador Cañellas. El icónico piloto que, precisamente durante 1968, estaba en el equipo oficial Bultaco ganando el GP de España de 125. Por cierto, la primera victoria de un piloto español en una carrera del Mundial.
Desde 1962 Bultaco contaba con una gama de motores creados para el mundo de los Kart, evidenciando así una cierta altura de miras más allá de su catálogo motociclista
Bultaco Fórmula IV, cuando la finura mecánica se aplica a lo más pequeño
Una de las mejores virtudes de Salvador Cañellas es su carácter polifacético. No en vano, lo hemos visto pilotando motos en el Mundial al tiempo que al volante de coches de rallye e, incluso, de un camión Pegaso en el Dakar. Además, durante los sesenta participaba en numerosas carreras de ascenso. Una de las competiciones donde más vehículos de fabricación artesanal podemos llegar a ver, destacando ejemplos como el Goggomobil “ OVNI “ estrenado por el propio Cañellas en 1969.
Sin duda uno de los experimentos más llamativos en la historia del automovilismo español gracias a sus ejes ensanchados, el motor de la furgoneta DKW y los tres escapes de la Metralla 250 emergiendo en su trasera. Un vehículo para carreras en cuesta creado en gran medida por él mismo, manifestando hasta qué punto resultaban para él importantes estas competiciones a finales de los años sesenta. Pero volvamos a Soler y su taller en Bassella. Ya que a partir del motor Bultaco fue generando un monoplaza homologado para la Fórmula IV con interesantes soluciones de diseño.
Para empezar, destaca el cuerpo de monoplaza. Bastante pulido y refinado en su aspecto. Algo que va en sintonía con las suspensiones, cuyo mero análisis a primera vista da a entender lo sofisticado que es para ser un pequeño bólido enfocado a categorías inferiores. No en vano, cuenta con un un sistema de paralelogramo deformable que es toda una lección de mecánica en miniatura.
Desde su elaborado sistema de suspensiones hasta su aspecto y apariencia generales, este Fórmula IV es un modelo creado con bastante atención y cuidado
Sobre sus actuaciones en carrera este Bultaco Fórmula IV destacó en algunas participaciones durante 1968 y 1969, llamando la atención por la calidad de su diseño y terminación. Ahora, la historia compartida entre Bultaco y el automovilismo continuó gracias a otras creaciones únicas como el MAS 714 con dos motores. Un coche artesanal con seis neumáticos del cual hablaremos en días futuros.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS