El BMW Z3, uno de esos roadster que hacen babear a que casi cualquier aficionado, tiene más de 25 años de historia y se ha ganado una imagen típicamente BMW y una enorme legión de seguidores en todo el mundo. Lógico, todo sea dicho, porque el Z3 es un roadster pasional y muy deportivo, sobre todo el BMW Z3 M, aunque resulta extremadamente curioso que nunca nació para ser tan potente y para colmo, es un coche hecho de retales.
BMW desarrolló el Z3 con la idea de ofrecer un producto interesante, pero no demasiado caro, con la idea de plantarle cara al Mazda MX-5. Sí, el MX-5 fue el culpable de que los alemanes pusieran en circulación este roadster, que fuera un modelo sellado por un fabricante generalista no era problema, Mazda se había adentrado en el segmento premium sin quererlo, se llevaba clientes que en otra situación, habría optado por BMW, y eso había que remediarlo.
El diseño corrió a cargo del japonés Joji Nagashima –quien también diseñó el BMW Serie 5 e39, por ejemplo– y bajo su bonito dibujo, había piezas de toda clase y condición. Por ejemplo, los motores procedían de la gama del Serie 3 e36, mientras que el eje trasero era del BMW Serie 3 e30, al tiempo que el eje delantero era una combinación de elementos del e30 y el e36. La plataforma era la del BMW Serie 3 e36 Compact modificada… el Z3 se había planteado para ofrecer una gama que no tuviera mucho más de 150 CV, pues se pretendía ofrecer un roadster puro, un coche de sensaciones, y con su tamaño y peso, además de su configuración –el eje trasero tenía origen alrededor de 10 años antes–, con poco más de 150 CV era más que suficiente para divertirse.
Por eso, la motorización más pequeña fue un bloque de 1,8 litros –1.796 centímetros cúbicos– con 115 CV a 5.500 revoluciones y 168 Nm de par a 3.900 revoluciones. Un motor cuya cifra de potencia es claramente muy baja, pero tenía que mover un conjunto de 1.150 kilos y además, muy pequeño, pues medía 4.025 milímetros de largo y 1.692 milímetros de ancho, mientras que la batalla era de 2.446 milímetros.
El secreto del BMW Z3 1.8i no estaba en su velocidad, sino en las sensaciones de realizar una conducción pura, sin filtros, pues rápido no era. El 0 a 100 km/h se anunciaba en 10,5 segundos, mientras que los 400 metros con salida parada se hacían en 17,1 segundos y los mil metros también con salida parada se completaban en 31,8 segundos. La velocidad máxima declarada es de 194 km/h.
Obviamente, el BMW Z3 1.8i era el más barato de la gama y el menos deseado entre los aficionados, aunque se vendieron muchas unidades, como cabría esperar.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS