El BMW Pininfarina Gran Lusso Coupé del 2013 es un hito extraño para el diseño en la marca germana. De hecho, a decir verdad tampoco ha tenido ningún eco significativo en su estilo a nueve años de su presentación en Villa d’Este. Una pena, ya que las carrocerías de las nuevas gamas BMW se están haciendo cada vez más complejas y difíciles de ver. Y ojo, no queremos que se malentienda esta afirmación, la cual no intenta ser una opinión personal sino un hecho objetivable. Al fin y al cabo, aunque la estética es siempre subjetiva en su disfrute lo cierto es que existen parámetros fácilmente identificables para saber si un diseño es o no elegante y canónico.
En primer lugar las proporciones. En este sentido, para resultar agradable a la vista cualquier forma ha de guardar unas ciertas reglas. Esto pasa en la arquitectura clásica, en la composición pictórica e incluso en la propia anatomía. De esta manera, todos los elementos citados para conformar una pieza de diseño industrial han de guardar armonía entre ellos. Justo lo que no ocurre en los últimos diseños de BMW, donde la característica parrilla en doble riñón crece hasta límites tan ostentosos como el de ciertas carrocerías SUV. Más propias de la representación de un poder advenedizo que de la lógica y buen criterio en ingeniería.
De hecho, para entender estos nuevos diseños se hace necesario – precisamente – analizar la representación del poder. O mejor dicho, la necesidad que el emergente mercado chino de clase alta tiene por dar a entender lo mucho que se ha enriquecido en muy poco tiempo. De esta forma, y en una especie de “ burro grande ande o no ande “, multitud de nuevos ricos asiáticos demandan productos de prestigiosas marcas europeas, las cuales no dudan en supeditar el diseño a la mercadotecnia llenando sus vehículos de ostentaciones y volúmenes tan innecesarios como llamativos. En ese sentido, BMW tiene una evidente disculpa. Al fin y al cabo, como empresa privada que es, su cometido es ganar dinero. Dinero que ahora emerge para ella en Asia. Por ello, aunque pueda doler siendo aficionado a los diseños clásicos y depurados, la verdad es que en estos momentos un elefantiásico X6 vende más que las líneas del Pininfarina Gran Lusso.
Pininfarina ya había trabajado con BMW en 1950 de cara a un prototipo del 501 que finalmente sería desechado por el diseño de la propia casa alemana. No obstante, BMW nunca ha sido muy dada a trabajar con diseñadores externos
BMW Pininfarina Gran Lusso, no fue el primero
La mercadotecnia del automóvil es apasionante. Y es que saber vender un modelo es tan importante como saber construirlo. Así las cosas, que los diseños de BMW se acerquen a los postulados antes comentados puede ser tan rentable en el futuro inmediato como equivocado en el futuro a largo plazo. Evidentemente nadie tiene el conocimiento de lo que está por venir, pero lo cierto es que cuando tus coches van siendo cada vez más cuestionables en lo estético empiezas a perder legitimidad entre tu clientela clásica para ganarla entre otra más pasajera.
Algo aplicable a China, pero también a la proliferación de modelos BMW en zonas con actividades económicas perseguidas por el estado. Además, siguiendo con los criterios objetivables para marcar el clasicismo de un diseño, más allá de las proporciones está la limpieza de líneas. En el caso de Pininfarina nos encontramos con una verdadera maestra en la cuestión, siendo posiblemente la casa italiana que mejor ha plasmado esto con carrocerías donde forma y función se acompasan perfectamente en diseños tan icónicos y atemporales como el del Lancia Florida.
Algo que no se acaba de atisbar en algunos BMW actuales, aunque sí se veía en el estudio de diseño que supuso el Pininfarina Gran Lusso. Considerado por muchos como el primer ejemplo de la colaboración entre el fabricante alemán y la casa italiana, en realidad esto no es así ya que en 1950 Pininfarina diseñó para BMW un prototipo sobre la base del 501. El exclusivo sedán de 1952, cuya carrocería un tanto barroca le hizo recibir el apelativo de “ el pastel “. No obstante, fue sin duda un vehículo elegante a pesar de contar con líneas algo obsoletas.
Aunque podría ser un estupendo GT representativo, en BMW decidieron desde el comienzo dejar este proyecto como un simple ejercicio de diseño
Escogidas en derrota de las de Pininfarina ya que estas últimas se parecían demasiado a las que lucía el prototipo del Alfa Romeo 1900. Más allá de sus líneas a lo gran GT de lujo como hoy en día puede ser el Serie 8 lanzado en 2018, el Pininfarina Gran Lusso anunciaba una mecánica V12 para dar así aliento a aquellos que confiaban en la continuidad de estos motores en la casa alemana. De todos modos no se sabe muy bien, ya que en este sentido no tenemos datos técnicos concretos facilitados por la marca. Y es que el BMW Pininfarina Gran Lusso es, ante todo, un espléndido estudio de diseño como un año antes fue el Z3 Zagato. También presentado en Villa d’Este. Y es que, en fin, ya que BMW se ha hecho cargo de la organización de esta emblemática cita para el diseño automovilístico es lógico que contribuya a ella con modelos únicos. Seguiremos esperando novedades.
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Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS