A nadie se le escapa que los diseños actuales de BMW son polémicos, bastante polémicos. La principal queja que argumentan muchos usuarios tiene que ver con la calandra, que cada día parece adoptar proporciones aún mayores, aunque tampoco están exentas de críticas otras áreas de los coches. Pero no es la primera vez que ocurre esto con los productos de la firma bávara, BMW ha pasado de presentar automóviles estéticamente conservadores, a poner en circulación coches arriesgados.
Y, repetimos, esto no es nuevo, solo tenemos que echar la vista atrás para ver que hubo otra época igual, cuando estaba Chris Bangle a los mandos del departamento de diseño de BMW. Han pasado nada menos que 20 años y sus creaciones empiezan a dejar de verse por las calles, pero todavía podemos recordar algunas muy particulares, como el BMW Serie 6 e63, con especial protagonismo del BMW M6.
Aquel Serie 6 nació como sustituto espiritual del e24, el BMW Serie 6 que se comercializó en la década de los 70 y que, sin duda, es uno de los BMW más bellos, con unas formas y unos volúmenes muy equilibrados. En e63 también contaba con un gran equilibrio en sus formas y volúmenes, pero ahondaba en otros detalles que no gustaron a todo el mundo, como el frontal y sus pequeños faros o la trasera, con esa extraña tapa para el maletero flanqueada por dos pilotos con formas nunca vistas en la marca. Muchos de esos detalles derivaron del BMW Z9 Gran Turismo, un prototipo que también fue obra del señor Chris Bangle.
Hubo muchas críticas, pero el coche fue un éxito, sobre todo cuando apareció el BMW M6. Aquella generación de modelos ///M fue espectacular, pues se prescindía de sobrealimentación y todos los motores eran atmosféricos. En el caso del M6, quizá sea uno de los propulsores más espectaculares que ha creado la marca, un motor con tecnología que derivaba directamente de la Fórmula 1 –en aquellos años BMW competía en la llamada Categoría Reina– y entre otras cosas, podía girar por encima de las 8.000 revoluciones. Es cierto que hay motores de otras marcas que pueden hacer algo así, pero no tienen 10 cilindros ni cinco litros de cubicaje –4.999 concretamente–.
Colocado delante, pero enviando la potencia atrás, había un V10 de aspiración natural capaz de rendir 507 a 7.750 revoluciones y un par de 520 Nm a 6.100 revoluciones. Era un motor que pedía revoluciones para respirar, cuyos pistones de 92 milímetros solo tenían una carrera de 75,2 milímetros. Se contó con la colaboración de Williams en el desarrollo de este propulsor, no en balde, BMW y la escudería británica formaban equipo en la F1. Lo único que se podría criticar –y se criticó bastante en su momento– fue la adopción de un cambio automático, un SMG III de tipo pilotado con levas en el volante, que fue una fuente de problemas para sus propietarios.
El BMW M6 contó con otra generación más, el F12, aparecido allá por 2012, aunque perdió la personalidad del e63 y también su motor V10, que pasó a ser un V8 biturbo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS