El Audi RS6 sedán se convirtió, en el año 2008, en uno de los modelos de Audi más especiales hasta aquel momento. No solo era uno de los coches más potentes de la marca, también tenía un motor verdaderamente espectacular, compartido con un par de automóviles excepcionales como son los Audi R8 y Lamborghini Gallardo, aunque se había modificado para la ocasión.
Durante la primera década del Siglo XXI, Audi era una referencia mundial en casi cualquier aspecto de un automóvil. Durante aquellos años, la marca lanzó al mercado algunos de los coches más capaces de su historia, pero también los mejores fabricados y algunos de los más deseados. Gran parte de su fama procede de esta época, aunque es algo totalmente entendible, cuando en su catálogo había coches como el Audi RS6 –la generación C6–, cuyo motor era un enorme V10 biturbo.
Para muchos, la puesta en escena del RS6 con el motor V10, fue una especie de ataque de envidia. BMW había puesto en circulación un M5 y un M6 con motores V10 de rendimiento sensacional, y Audi, para no ser menos, hizo algo similar. La cuestión es que, en el caso de BMW, fue por vender un coche con tecnología relacionada con la Fórmula 1 –en aquellos años, la marca estaba presente en el campeonato– y Audi fue por demostrar que ellos podían hacer casi cualquier cosa. Esa, al menos, es la impresión que daba, claro.
Estéticamente era un coche bastante discreto, aunque si sabías donde mirar y qué buscar, podías apreciar que no era un Audi normal
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Fuera cual fuera el motivo, la verdad es que Audi creó una de las generaciones del RS6 más bestias. Las cifras aclaran muchas cosas: 580 CV a .6250 revoluciones, 650 Nm de par entre 1.500 y 6.250 revoluciones, velocidad limitada a 250 km/h o a 280 km/h, 0 a 100 km/h en 4,6 segundos… No estaba nada mal para un sedán que pesaba 1.985 kilos y rozaba por muy poco los cinco metros. Eso sí, era un coche caro: 123.400 euros; aunque no tanto como podría imaginarse.
Esas cifras antes mencionadas, se obtenían, como hemos comentado, de un motor V10 biturbo. Un propulsor “todo de aluminio” con 4.991 centímetros cúbicos y carrera larga –84,5 por 89 milímetros para diámetro y carrera respectivamente–, con dos turbos que una sobrepresión de 0,7 bar, intercooler, distribución variable… Por supuesto, el motor se combinaba con un cambio automático de seis relaciones y el sistema de tracción total quattro, que además, tenía un diferencial central Torsen de reparto variable –hasta el 85% del par al eje trasero, o bien, hasta el 65% del par al eje delantero–.
Según contaba la revista Automóvil en 2009, el Audi RS6 sedán ganaba velocidad de forma impactante, eran tan fácil rodar a su velocidad máxima, que toda carretera se le quedaba pequeña. Sin embargo, cuando aparecían las curvas, quedaba claro que no era un coche deportivo, o al menos no era uno destinado a quemar adrenalina en carretera de montaña. Iba rápido, sorprendentemente rápido, pero tenía muchas inercias por su peso –¿qué dirían los probadores actualmente?–. Aun así, era un coche ágil para su peso, aunque podía pasar de subvirador a sobrevirador y viceversa, cuando se forzaba la situación en exceso.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS