El Audi A8 4.0 TDI Quattro es un claro ejemplo de hasta donde se llegó con la tecnología diésel. Es cierto que no fue lo más potente ni lo más descabellado, pero es un sedán de representación de algo más de cinco metros, equipado con un V8 biturbo diésel, capaz de desarrollar 275 CV a 3.750 revoluciones y un par de 66,32 mkg a 1.800 revoluciones, unos 650 Nm de par a menos de 2.000 revoluciones…
La evolución de los motores turbodiésel fue, durante mucho tiempo, imparable hasta el punto de presentarse en competición y ganar. Fue en el mundial de resistencia, donde no solo ganó el campeonato, sino las carreras más importantes, y también fue en el mundial de turismos, donde se llevó alguna carrera y también el campeonato. Es más, el poder comercial del turbodiésel llegó a provocar rumores sobre su desembarco en la Fórmula 1, algo que, como cabe esperar, nunca ocurrió. No obstante, que se llegara a pensar en ello, demuestra hasta donde llegaba la influencia de la tecnología.
Audi era uno de los principales actores en la evolución del turbodiésel y es lógico que, si te posicionas como el paladín del diésel, estés obligado a ofrecer algo que realmente fuera especial. Ahí entran coches como el Audi A8 4.0 TDI Quattro, aunque ser especial no era su único objetivo, pues en aquellos años hasta los acaudalados compradores de este tipo de coches solicitaban un motor diésel. Era como una enfermedad que se había expandido a todos los estratos de la sociedad.
Los motores turbodiésel alcanzaron un nivel de refinamiento y de prestaciones altísimo en muy poco tiempo, y el V8 4.0 TDI de Audi era un claro ejemplo de ello
Pero todo tiene su punto bueno y el A8 con motor diésel V8 no solo gastaba poco para su tamaño y peso, también era un coche casi imbatible para viajes de larga distancia por carretera a ritmo de cárcel. Según ficha técnica, el peso era de 1.940 kilos –que hasta resulta ligero comparado con sus equivalente actuales– y el consumo era de 7,5 litros cada 100 kilómetros. Debemos recordar que hablamos de un coche que medía 5.052 milímetros de largo y que tenía un depósito de 90 litros; el rango de alcance es simplemente de locos, y además, sin necesidad de viajar demasiado despacio. La revista Autovía, en su número 167, pudo probar un Audi A8 4.0 TDI Quattro y registró consumo de 8,18 litros a 120 km/h en carretera…
Y no solo eso, con 275 CV y más de 600 Nm de par, el A8 turbodiésel V8 es, prestacionalmente hablando, más que respetable. El 0 a 100 km/h se completaba en 7,74 segundos, los 400 metros con salida parada en 15,62 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 28,05 segundos. La velocidad máxima estaba limitada electrónicaente a 250 km/h, pero los registros mostrados son los obtenidos por la mencionada revista Autovía en marzo de 2004.
Aquella prueba la firmó el señor David Ayala y, entre otras cosas, destacaba el aislamiento sonoro alcanzado, las buenas prestaciones, el aplomo y la estabilidad, pero también detalles como un convertido de par con un resbalamiento excesivo –equipada la caja Tiptronic de seis relaciones–, que afectaba negativamente a la sonoridad a baja velocidad y a su respuesta, algo más lenta de lo que cabría esperar por sus cifras.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS