Coche del día: Audi A4 2.5 TDI

Coche del día: Audi A4 2.5 TDI

Gracias al motor V6 turbodiésel de 150 CV, fue uno de los coches más deseados de su categoría


Tiempo de lectura: 3 min.

El Audi A4 2.5 TDI no tardó en convertirse en uno de los coches más deseados de su segmento gracias, entre otras cosas, a sus prestaciones. Su inclusión en la gama, convertía al sedán alemán en líder en cuanto a oferta turbodiésel, pues representaba la tercera opción junto a los TDI de 90 y 110 CV.

Audi supo aprovechar muy bien la tecnología TDI de Volkswagen y se colocó como uno de los mayores paladines de los motores turbodiésel. Básicamente, Audi era sinónimo de TDI, de propulsores diésel con elevadas prestaciones y consumos muy contenidos, que fueron referente en muchas cosas, además de ser el revulsivo para que otros como BMW desarrollaran algunos de los mejores motores diésel de la historia.

Con el A4 2.5 TDI, Audi solo demostraba su dominio de la tecnología diésel y ponía en circulación un modelo que arrasaba casi con cualquier rival, con un motor que, según se decía en las revistas de la época, era tan contundente como suave, y por supuesto, ahorrador en consumos.

La verdad es que el motor, el 2.5 TDI, ya se montaba en el Audi A6 y en el Audi A8, pero montado en el A4 era otro cantar pues, como cabe esperar, el Audi A4 era más ligero, y por tanto ágil, que sus hermanos. Con un total de seis cilindros en V y 2.496 centímetros cúbicos, era el reemplazo del cinco cilindros de similar cubicaje que se había montado durante años en la primera generación del Audi A6 –el el A6 C4– que rendía 140 CV. No obstante, le superaba en todo, no solo en potencia.

Superaba los 200 km/h de velocidad punta y bajaba de los 10 segundos en el 0 a 100 km/h; era uno de los turbodiésel más veloces de su categoría

Audi A4 2 5 TDI (2)

Según datos oficiales, el motor rendía 150 CV a 4.000 revoluciones y 310 Nm ente 1.500 y 3.200 revoluciones, cifras que en aquel momento era impresionantes para un motor turbodiésel. Por supuesto, la caja de cambios era de seis relaciones –con una sexta muy, muy larga: 53,4 km/h a 1.000 revoluciones–, que ayudaba a reducir los consumos hasta 6,8 litros cada 100 kilómetros. A finales de los 90, que un coche con 150 CV anunciara un consumo semejante, era cosa de ficción, y no de la científica, sino de la fantástica.

La prensa elogió la baja sonoridad del motor y la ausencia de vibraciones, incluso aseguraban algunos que una vez estabilizado el ralentí, era difícil saber si el motor estaba en marcha. También se alabó la facilidad para subir de revoluciones, aunque se decía que el cambio era un poco lento de accionar, un detalle que, en la práctica, importaba poco porque el motor tenía mucho par.

El Audi A4 2.5 TDI se podía escoger con tres acabados: Advance Ambition y Ambiente, todos ellos hasta arriba de equipamiento –cuatro airbags, control de tracción, ABS, bloqueo del diferencial electrónico EDS, climatizador, cierre centralizado… –, al tiempo que se podía combinar con el cambio automático Tiptronic y la tracción total Quattro, así como con la carrocería familiar.

No era un coche precisamente barato, era un auténtico sedán de marca de alta gama: 5.190.000 pesetas –31.223 euros sin IPC–. A finales de los años 90, pagar cinco millones de pesetas por un coche que no llegaba a los 4,5 metros era una pasada. Por ejemplo, el Alfa Romeo 156 2.4 JTD, que salió por antes al mercado, costaba 4.300.000 pesetas –prometía 136 CV–, el BMW 320d –el E46, también con 136 CV–, costaba 4.495.000 pesetas–. Si no te sirve para tener una imagen de lo que costaba el coche, vamos con lo siguiente: el Ford Mondeo 2.0 TDCi de la última generación, con 150 CV, tenía un precio de 29.950 euros alrededor de 20 años después…

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.

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