Aparecido en 1995, la primera generación del Audi A4 –código interno B5–, fue uno de los coches más importantes de la marca en los años 90. Supuso un paso firme hacia el segmento premium, un modelo que ya podía medirse de tú a tú con sus rivales del segmento, como el Mercedes Clase C –W202– y el BMW Serie 3 –E46–.
La llegada del primer Audi A4 supuso la retirada del mercado del Audi 80, al que reemplazaba –el Audi 80 era el B4, y el A4 el B5, se mantuvo la nomenclatura interna–. Representó un cambio radical para la firma alemana, con un enfoque totalmente diferente al que había adoptado con el 80, al que superaba en todos los apartados, desde diseño y fabricación, hasta calidad, tacto de conducción y comportamiento.
Una de sus versiones más populares, sin lugar a dudas, fue el Audi A4 1.9 TDI 110 CV. El motor 1.9 TDI con 110 CV es una de las mayores instituciones de la industria del automóvil, y uno de los mayores éxitos del Grupo Volkswagen. Motorizó a infinidad de modelos de diferentes marcas, se convirtió en la referencia de un segmento en plena expansión y era uno de los motores turbodiésel con mejores prestaciones de su época.
Todo un mito con cuatro cilindros, 1.896 centímetros cúbicos, culata de solo dos válvulas por cilindro, bloque de hierro y una compresión de 19,5:1. El secreto del 1.9 TDI era, sin duda, la inyección directa y el turbo de geometría variable con intercooler, gracias, en parte, a esas cosas, podía presumir de 110 CV a 4.150 revoluciones y de 235 Nm de par a 1.900 revoluciones.
Como dato interesante, el TDI de 110 CV nunca fue el motor más refinado y suave del mercado, ni siquiera montado en el Audi A4. En frío vibraba y sonaba, como se suele decir, a tractor, cuando se pisaba el acelerador a fondo aparecía una enorme humareda negra –¿nunca habéis oído llamar a los diésel “calamares”?– y se hizo famoso por la “patada” de par que entregaba cuando la aguja del tacómetro llegaba a las 2.000 revoluciones.
El Audi A4 1.9 TDI 110 CV contaba con todo eso, sí, pero también con unos acabados que rayaban a gran altura, con un comportamiento muy neutro y subvirador, pero también de calidad y muy por encima del Audi 80, y si, por supuesto, de buenas prestaciones. Podía hacer el 0 a 100 km/h en 11,3 segundos, alcanzaba los 195 km/h y el consumo medio anunciado era de 5,3 litros. El depósito admitía 62 litros, así que la autonomía era espectacular.
También podemos mencionar otros datos que, hoy día, pues ser muy interesantes. Por ejemplo, el peso era de 1.275 kilos y la monta de ruedas 195/65 R15. Un Audi A4 actual no baja de los 1.600 kilos y las ruedas de 15 pulgadas no se plantean ni para la de repuesto.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Un mito. Durante meses las revistas del motor no pararon de publicar pruebas con el, deshaciendose en elogios.
El triunfo último de la racionalidad: la calidad de los productos, en este caso, un automóvil ya casi con 30 años y aun así más que vigente.