El Alfa Romeo Alfa 6 es uno de esos grandes desconocidos, aunque no porque fuera un mal coche, sino por otra serie de circunstancias que provocaron una total indiferencia del público hacia el modelo, que acabó con unas ventas muy pobres y al final, una retirada del mercado sin pena ni gloria. No obstante, el Alfa Romeo 6 tiene algunas interesantes que contar, como que fue, por ejemplo, el automóvil encargado de estrenar el mítico V6 Busso, pero por desgracia, su historia ya comenzó mal.
La crisis del petróleo de 1973 mandó a un rincón el desarrollo del modelo, que por entonces se conocía como “Progetto 119”. Alfa se centró en la creación de modelos más pequeños y menos sedientos que un sedán de gran tamaño, como el Alfetta y el Giulietta, en la búsqueda de ofrecer automóviles que no vieran limitadas sus ventas por altos consumos. La crisis del petróleo fue la primera causa de la creación de vehículos y motores más eficientes y aunque un sedán de representación sea muy eficiente, siempre tendrá un consumo más elevado que cualquier otro modelo más pequeño.
Una vez pasada la tormenta y superada, al menos en parte, la famosa crisis del 73, Alfa Romeo retomó el desarrollo de su sedán de representación, aunque estuvo a punto de quedarse como proyecto fallido. Siete directores generales supervisaron su desarrollo, pero solo uno tuvo la valentía de dar luz verde a su producción. Internamente, se sabía que no habría mucho mercado para el Alfa 6, pues la marca llevaba 12 años sin ofrecer un coche similar en la gama y marcas como BMW; Mercedes y Audi, se había instalado cómodamente sin más rivales que ellos mismos, además, Italia es un país muy contrario a los impuestos y los grandes automóviles acarrean impuestos igual de grandes, ¿acaso nadie se acuerda de las versiones con motores de dos litros para sortear los impuestos a los motores más grandes? Pues sí, el Alfa 6 también tuvo una versión así.
La producción del Alfa Romeo Alfa 6 –esta es su denominación oficial– salió al mercado en 1979, pero ya salió con malas previsiones y en realidad, con pocas gamas de hacerlo realmente bueno. Compartía con el Alfetta las puertas, el piso, el diseño de la suspensión –barras de torsión y eje De Dion–, así como la posición de la caja de cambios en el diferencial y en el eje trasero. Esto convertía al Alfa 6 en propulsión, la tracción delantera en esta categoría tardaría en llegar y lo haría con el Alfa Romeo 164. Merece la pena destacar, que los trabajos sobre el Alfa 6 son anteriores al Alfa Romeo Alfetta, pero ese se comercializó antes y en realidad, es el Alfetta el que toma cosas prestadas del Alfa 6.
En 1983 recibió un lavado de cara que cambió por completo su mirada y algunos detalles, pues adoptó el lenguaje de diseño que se podía ver en otros modelos de la marca –faros cuadrados, paragolpes de plástico más grandes, retoques en el habitáculo…–. Para muchos, el restyling de comienzos de los 80 es la edición más atractiva del Alfa 6, aunque no logró que las ventas remontara y finalmente, solo se vendieron alrededor de 12.000 unidades del modelo en toda su vida comercial. Un auténtico desastre comercial que ya se tenía previsto.
Al menos, como decíamos al inicio, al Alfa Romeo 6 le quedó el orgullo de haber estrenado el V6 Busso, con bloque de 2,5 litros y 156 CV, que de primeras montó unos problemáticos carburadores –seis en total– y que se sustituyó por una inyección Bosch L-Jetronic a partir de 1983, pero manteniendo la potencia inicial. A partir de 1983 también se ofrecieron otras mecánicas, como un V6 2.0 que mediante seis carburadores Dell’Orto anunciaba 133 CV –era la versión para evitar impuestos– y un 2.5 turbodiésel de cinco cilindros, fabricado por VM Motori S.p.A., con 103 CV.
En total, se fabricaron 5.748 unidades con el V6 Busso de carburación, 2.977 unidades con el motor turbodiésel, 1.574 ejemplares con el V6 Busso de inyección y 1.771 coches con el motor V6 2.0.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS