El Alfa Romeo 33 Quadrifoglio Oro representaba la exclusividad y, en cierta forma, el lujo, dentro de la gama del compacto italiano. Y se notaba, por ejemplo, en el equipo de llantas, en los colores elegidos y en detalles como el volante y el pomo del selector de marchas fabricados con madera. Detalles, estos últimos, que ya se han perdido y para encontrarlos hay que acudir al segmento de coches más exclusivos, pero que en los años 80 –y también en los 90–, todavía se podían encontrar en diferentes modelos.
La década de los 80 fue, para muchos, mágica. Fue la época de la movida madrileña, movimiento social y cultural que marcó toda una época; los videoclips ganaron un enorme auge gracias, por ejemplo, a MTV, el pop rock se hacía muy popular y el mudo del heavy metal vivía uno de sus momentos más gloriosos. ¿Y qué decir de las videoconsolas? Tuvieron su despegue en los años 80 y más de 40 años después, son una de las industrias más poderosas del mundo. Los años 80 también serán recordados porque la mujer empezó a luchar con más ahínco que nunca por sus derechos, por las melenas cardadas y sí, por las hombreras.
En aquellos años, Alfa Romeo luchaba por crecer y recuperar cierta imagen que perdió por culpa de malas decisiones, aunque lo hizo con otras malas decisiones, como el empleo de un acero de pésima calidad, que afectó, como cabría esperar, a la durabilidad y los coches. Pero no solo eso, también se ganó mala fama por una fiabilidad dudosa, sobre todo en el apartado eléctrico y en las transmisiones. No obstante, eso no quiere decir que no hubiera cosas que merecieran la pena; el catálogo de Alfa tenía cosas como el 33 Quadrifoglio Oro, la versión más especial y lujosa del compacto italiano, que no es tan conocida como el 33 Quadrifogliio Verde, pero que no está exenta de encanto, de mucho encanto.
Bello como todo Alfa, pero necesitaba mejorar en algunos apartados, como la calidad general de los materiales empleados en algunas cosas

Única versión que llegaba a España cuando se inició la comercialización del modelo, presumía de volante y selector del cambio fabricados con madera –como se ha dicho antes–, tapicería específica y más lujosa –pero nada de cuero–, llantas –pero como extra– y detalles como un volante regulable o elevalunas eléctricos delantero. El equipamiento se consideraba bueno, aunque faltaban cosas como el aire acondicionado, el cierre centralizado o la dirección asistida.
También presumía de mecánica, de un cuatro cilindros boxer procedente del Alfa Romeo Alfasud, con 1.490 centímetros cúbicos, carburador vertical de doble cuerpo, culatas con dos válvulas por cilindro y un solo árbol de levas y compresión de 9:1, que rendía, en primera instancia, 85 CV a 5.800 revoluciones y 12,3 mkg a 3.500 revoluciones –después, con dos carburadores de doble cuerpo, pasó a rendir 95 CV a 5.750 revoluciones y 13,3 mkg a 4.000 revoluciones–. Se combinaba con lo que se consideró “un cambio largo”, manual y con cinco relaciones, que se tomaba del Alfasud Ti de 95 CV –así lo afirmaba Arturo de Andrés en el número 1.291 de la revista Autopista–. Como curiosidad, la cuarta tenía un desarrollo de 28,3 mk/h a 1.000 revoluciones y la quinta se iba hasta los 35,3 km/h a 1.000 revoluciones.
Confort y algo de lujo, un comportamiento con cierto picante a pesar de un tardo de suspensiones algo suave y unas prestaciones bastante dignas. La velocidad máxima, por ejemplo, era de 167,36 km/h en cuarta, los 400 metros desde parado los completaba en 18,8 segundos y los 1.000 metros desde parado en 34,2 segundos. Dato llamativo es el de las recuperaciones. Los 400 metros en cuarta, desde 40 km/h, se completaban en 19,5 segundos, y en quinta, desde 50 km/h, se necesitaban 19,4 segundos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS