El Volvo XC90 es un coche que se ha ganado el honor de ser recordado. No solo ha sido uno de los SUV más seguros de la historia –tiene el récord de accidentes sin fallecidos, por ejemplo–, también ha sido un éxito de ventas y el coche que salvó a Volvo de la desaparición. Sí, es evidente que, claramente, si no existieran los SUV, habría que inventarlos.
Seamos sinceros desde ya mismo, ¿por qué hay gente que critica tanto a los SUV? ¿Por que son grandes y torpes? ¿Por que no son deportivos? ¿Por que se ven por todo los lados y aburren al más pintado? Es una respuesta complicada, pero es evidente que, al menos en parte, resulta un aburrimiento supino que todo lo que ahora se ponga en circulación sea un SUV. El concepto de coche es interesante, sus posibilidades y sus características son perfectas para muchos usuarios, pero como siempre ocurre con las modas, nadie se compra un SUV acertadamente y lo hacen por pura imagen.
Pero ahí están, en lo más alto de las listas de ventas y salvando marcas de caer en el abismo. Porsche tiene que agradecerle su actual existencia al Cayenne, SEAT se llenó las arcas con el Ateca, Aston Martin ha podido seguir adelante y poner en circulación coches como el Valkyrie gracias al DBX, Lamborghini vive sus mejores momentos gracias al Urus, y Volvo, la marca sueca más famosa del mundo por la seguridad de sus coches, sigue en activo gracias al XC90.
Volvo ha estado en varias ocasiones cerca del fracaso financiero, siempre ha sido una marca muy particular, con unos diseños cuadrados y con poca personalidad, que se compraba gente que tenía otros intereses. Fue con el Volvo S40 y luego con el Volvo S80, cuando la marca comenzó a cambiar su image, y lo remató con el Volvo XC90 justo cuando la marca estaba muy cerca de la catástrofe. Fue allá por 1999 cuando la dirección de Volvo tomó la decisión de vender la división de coches y centrar sus esfuerzos en la división de vehículos pesados. Ford se llevó el gato al agua por 6.450 millones de dólares y realmente hizo mucho por la compañía sueca: Vovo S60, Volvo V70, Volvo XC70…
Sin embargo, las ventas no subían, todo lo contrario, mantenían su descenso año tras año y no porque fueran malos coches, sino porque la marca tenía imagen de sosa, de tener poca personalidad. Algo como lo que ocurrió con Toyota, aunque los japoneses nunca tuvieron problemas en vender todo lo que fabricaban –el segmento premium es algo diferente, hay otras características que se deben cumplir–. Fue ahí cuando decidieron dar un cambio al catálogo y lanzaron el Volvo XC90 en 2003.
Desde su puesta en escena, el Volvo XC90 no dejó de cosechar premios y halagos. Incluso es polémico Jeremy Clarkson tuvo buenas palabras para el SUV sueco, lo que provocó que las ventas se dispararan –lo que son las cosas… ¿eh?–. El mismo Clarkson compró cinco unidades seguidas, básicamente, porque no había otro SUV de alta gama que hicieran tantas cosas tan bien.
La aparición del motor V8 Yamaha provocó que las ventas aumentaran otro 30% en Europa, mientras que en Estados Unidos se triplicaron. Con esto, el XC90 ganó fama, ganó imagen y ganó muchísimos seguidores.
También es cierto que llegó en un momento clave, cuando la gente empezó a inclinar sus tendencias hacia los SUV, pero claro, para aprovechar las circunstancias hay que estar ahí, si no estás, no puedes hacer nada para sacar rédito, ¿verdad?
Con la segunda generación la historia se mantuvo en el mismo camino, y llegó, nuevamente, cuando la marca veía como sus ventas caían otra vez en picado por una errónea estrategia de Ford. Para empezar, se estiró demasiado la vida comercial de la primera entrega del XC90 y habían aparecido muchos rivales con argumentos muy fuertes. No obstante, antes de que conociéramos la segunda generación del XC90, Ford vendió Volvo a Geely, una empresa china que, simplemente, puso un cheque en blanco encima de la mesa de los directivos de Volvo para que hicieran lo que quisieran.
Así pareció la segunda entrega del Volvo XC90. Estrenaba una plataforma recién desarrollada, recibía nuevos motores y adoptaba tecnología híbrida enchufable que podía llegar hasta los 455 CV, pero con todas las características que tenía la primera entrega. La puesta en escena se adornó con el premio Top Safety Pick+ del IIHS –algo así como el Euro NCAP norteamericano, pero un poco más exigente– y las ventas volvieron a subir, pero no solo eso, se mantuvieron ahí hasta el día de hoy.
El Volvo XC90 se renovó en 2020 con algunos cambios estéticos, más tecnología y detalles de equipamiento. Se mejoró la calidad de fabricación, se ofrecieron nuevos interiores y se añadieron nuevas soluciones mecánicas, como los grupos motores híbridos de última generación. Actualmente, junto al Volvo XC60 y al XC40, es uno de los pilares de la marca, que ha dado la espalda por completo a los sedanes y ha centrado su atención, como muchos otros, en los coches que más ingresos generan: los SUV.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS