Los hipedeportivos eléctricos no tienen futuro

Los hipedeportivos eléctricos no tienen futuro

Al parecer, los supercoches con motores eléctricos no generan el interés que se esperaba


Tiempo de lectura: 5 min.

Los hiperdeportivos eléctricos tienen los días contados. Puede parecer una contradicción procedente de cualquier hater de los coches eléctricos, pero en realidad, son unas afirmaciones de dos personas que de esto saben un poco: Mate Rimac y Stephan Winkelmann, uno, el CEO de Rimac, el otro, el CEO de Lamborghini, y ambos, con interés en los coches deportivos eléctricos. ¿Acaso se han vuelto locos?

Obviamente no, no se han vuelto locos y además, ellos saben mucho mejor como funciona el segmento de los llamados “supercoches”. Es por eso que afirman, y no sin motivo, que los superdeportivos con motores eléctricos están sentenciados. Los motivos son de una simplicidad aplastante: los coches eléctricos se han vuelto normales, comunes, ya no son exclusivos, y quienes compran estos coches, gente con muchísimo poder económico, siempre quieren distanciarse de lo común y corriente, quieren cosas especiales.

La tecnología eléctrica parece no encontrar el camino para llegar a los usuarios. Hay quienes defienden a capa y espada los coches eléctricos, sin tener en cuenta sus inconvenientes, y hay quienes los rechazan abiertamente sin tener en cuenta sus ventajas, mientras los fabricantes no saben por donde moverse para no verse con el agua al cuello. No son pocos los que han tenido que modificar sus estrategias por los altibajos en cuanto a la popularización de la electricidad, aunque no por ello se dejará de lado su desarrollo. Simplemente, según parece, todo irá más lento.

Ahí influirá bastante que los supercoches eléctricos pierdan su principal argumento, que no es otro que la exclusividad. Los superdeportivos sirven, además de para crear una imagen fuerte en cuanto a tecnología, para el desarrollo de sistemas que luego pasarán a los coches de producción masiva. Si ahora, como bien dice Rimac, los hipercoches eléctricos están sentenciados, el desarrollo se ralentizará. Pero este es solo un inconveniente de la pérdida de interés en esta tecnología.

Rimac Nevera (3)

De todas formas, cuando Mate Rimac habló con The Financial Timer, no pensaba en coches eléctricos fabricados en masa, sino en el futuro que le espera al segmento de los coches de altas prestaciones con motores eléctricos. Sus palabras fueron: “nos hemos dato cuenta de que la electrificación se ha vuelto mainstream, y que los clientes acaudalaos quieren distanciarse de esta vía”. Unas palabras que se pueden resumir fácilmente: si se vuelve popular, no interesa a la gente pudiente, que se vuelve a fijar en “lo viejo”. Según Rimac, la gente que antes demandaba supercoches eléctricos, ahora busca vehículos más analógicos, que les hagan vivir experiencias únicas, algo que con un eléctrico se logra en los primeros metros de aceleración, porque su linealidad en la entrega de potencia y la falta de sonido acaban por no generar ninguna sensación adicional.

El fin de los coches deportivos, al menos para los que amamos estos vehículos, es la de ofrecer prestaciones con referencia a la competición. Sin embargo, según han aumentado las prestaciones de los deportivos “de calle”, se ha puesto el foco en las sensaciones, un apartado que se ha quedado un poco descolgado con los últimos desarrollos y con la toda la carga electrónica de los automóviles modernos. Es curioso que ahora sean los usuarios más pudientes quienes quieren sensaciones, cuando la mayoría de sus compras acaban en colecciones sin usarse nunca. Y esa podría ser otra de las cuestiones, si hay muchos coches eléctricos con miles de caballos de potencia, ya no son tan interesantes para tener en una colección, ¿verdad?

Mate Rimac también afirma que lograr el mayor rendimiento en aceleración y velocidad con motores eléctricos, ya no genera interés. Se ha vuelto muy fácil superar los 1.000 CV y lograr las aceleraciones más brutales desde que se ha instaurado la tecnología eléctrica, ha dejado de ser algo sorprendente, como cuando se presentó el Bugatti Veyron, que fue todo un acontecimiento.

El mismo Mate Rimac tiene experiencia con esta caída de interés de los deportivos eléctricos. El Rimac Nevera, su última bestia eléctrica, no ha generado el interés que se esperaba y de 150 coches que se tenían previstos, solo ha logrado vender 50 ejemplares. Sin embargo, el sucesor del Bugatti Chiron acapara titulares cada vez que aparece un rumor o la empresa deja alguna pincelada sobre lo que tienen guardado. Es más, que el sucesor del Chiron tenga un motor de combustión se debe a esta tendencia. Cuando Rimac se hizo con el control de la compañía francesa, la junta directiva estaba convencida de poner en circulación un coche eléctrico, pero Rimac se negó rotundamente, aunque no eliminó la electricidad de la ecuación.

Lamborghini Lanzador Concept

Bugatti nos tiene preparado una bestia híbrida, no es ninguna novedad, pero su condición de híbrido se debe, entre otras cosas, a que Rimac afirma que hay cosas que los coches con motores de combustión no pueden hacer, y, por tanto, no se trata de ser solamente eléctrico, sino de hacer cosas que otros coches no pueden hacer y así, ofrecer una experiencia única.

Hay mucho camino por recorrer con la tecnología eléctrica, hay mucho en lo que trabajar y eso necesita tiempo. Los coches eléctricos han llegado para quedarse, pero los hipercoches eléctricos quizá no tengan tanta suerte. Como decíamos al inicio, Stephan Winkelmann, CEO de Lamborghini, tiene la misma imagen de los deportivos eléctricos y ha comentado en alguna ocasión que “no son algo que se esté vendiendo mucho ahora mismo”. Además, también afirmó que a pesar de que pueden ser tremendamente rápidos, la emoción del sonido que otorga un motor de combustión no pueden igualarla, y todos sabemos que no es lo mismo acelerar de 0 a 100 km/h en dos segundos en completo silencio, que de 0 a 100 km/h en cuatro segundos envueltos en una vorágine de ruido y vibraciones.

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Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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