nilu27, así se llama el coche que ha desarrollado el exjefe de diseño de Koenigsegg, Sasha Salipanov. Un aparato de aspecto intimidante, bastante radical, que promete sensaciones fuertes gracias a un V12 capaz de alcanzar las 12.000 revoluciones.
Estamos en un momento crucial para el automóvil, un momento en el que la tecnología eléctrica es cada día más importante –aunque sus ventas caen sin remedio– y el motor de combustión interna tiene los días contados por culpa de una administración empeñada en eliminarlos, con el objetivo de reducir la contaminación ambiental. Objetivo muy loable, pero Europa es comparativamente muy pequeño y no todos los países vecinos están dispuestos a seguir la senda europea.
Sea buen o mala idea, eso el tiempo lo dirá, está claro que los motores eléctricos y las baterías son la principal baza de futuro para casi todos los fabricantes y por eso, que todavía haya locos que apuesten por el motor de combustión, y además, de altas prestaciones, es bastante refrescante. Otra cuestión será la repercusión que pueda tener en el mercado –muy, muy poca– o que realmente se llegue a ver unidades fabricadas, pero refrescante a nivel informativo y aficionado, lo es.
De entrada, solo hay que ver su aspecto. Puede que te guste más o menos, pero no cabe duda de que llama la atención. ¿Os imagináis cruceros con uno por la calle? Tiene que ser un espectáculo, y además, hace ruido, que en plena era de la electrificación parece algo extraño, ¿verdad? Se tiene intención de fabricar 54 unidades homologados para vías públicas, cuatro de ellos “personalizados” –la marca dice que evolucionarán todavía más el lenguaje de diseño del coche–, y también habrá 15 ejemplares enfocados a rodar exclusivamente en circuito. Coches que nunca llegarán a completar más de 1.000 kilómetros, pues irán directos a colecciones privadas y pasarán sus días parados como si fueran esculturas.
Esto queda claro con las declaraciones de Inna Salipanov, cofundadora de nilu27: “mientras el mundo avanza hacia la electrificación, y por muy buenas razones, creemos firmemente que la atemporalidad de estos coches no solo los mantendrá relevantes, sino que seguirán encontrando un lugar en las colecciones de los apasionados amantes de los automóviles”-
De esta forma, el motor, un V12 de 6,5 litros atmosférico, capaz de girar a 12.000 revoluciones, casi pierde el sentido de su existencia. Se trata de un propulsor desarrollado y fabricado por Hartley Engines, con sede en Nueva Zelanda, que rinde cerca de 1.100 CV y más de 860 Nm de par a 7.000 revoluciones. Para colmo, se combina con una transmisión mecánica de siete relaciones –fabricada por la italiana CIMA– y según afirman desde nilu27, completa el 0 a 100 km/h en menos de tres segundos, pero que, ojo, depende del conductor. Al tiempo, tendrá su velocidad máxima limitada a 400 km/h.
El chasis es un monocasco de fibra de carbono con dos subchasis de tubos de aluminio y monta suspensiones de doble horquilla con sistema pushrod, llantas con tuerca central fabricadas por la empresa italiana AppTech –pero diseñadas por nilu27– y que montará neumáticos Michelin Pilot Sport Cup 2 R. El peso será de 1.200 kilos en seco. Sin embargo, desde nilu27 afirman que todo se rige por la misma visión y filosofía: sencillez, minimalismo y funcionalidad.
Hay otros detalles que merecen la pena comentar. Por ejemplo, la empresa dice que la obsesión actual por la tecnología ha desensibilizado la auténtica experiencia automovilística, y por ello, nilu27 prioriza una conexión pura y sin filtros con la máquina, lo que conlleva, deliberadamente, minimizar la dependencia de la tecnología. Por otro lado, nilu27 dice haberse inspirado en la Bauhaus, las matemáticas, la Fórmula 1 de los años 60, los Muscle Car y la música metal de vanguardia, una peculiar combinación, no cabe duda… Y por si fuera poco, afirman que la belleza no está en los ojos de quien la mira, la belleza es una propiedad de nuestro universo, un absoluto y por ello se han esforzado para lograr un coche con un diseño “inevitable”.
También destaca el volante, completamente redondo, sin interruptores, sin botones ni palancas, un volante clásico, de toda la vida. Tampoco tiene modos de conducción, ni ajustes varios; todo es fijo, puro, sin filtros. Ni siquiera hay regulación eléctrica para los asientos, todo es mecánico y manual, y solo hay una pantalla, que hace las veces de retrovisor central para evitar el característico mal de todo coche con motor trasero central: falta de visión trasera. El resto de mandos son todos físicos, que según la compañía, ofrece un tacto más atractivo y una gestión más segura que navegar por menús en una pantalla.
El motor tiene una configuración que se conoce como “V caliente”, pero no porque tenga los turbos en medio de la bancada, sino que tiene los colectores de admisión y escape, pues según la marca, ayuda a la extracción y gestión del calor –y mejora la estética–. Es una línea de escape fabricad mediante impresión 3D a partir de Inconel, un material que, aseguran, produce un mejor sonido.
La empresa confía tanto en este coche que ni siquiera se han molestado en darle un nombre, es, simplemente, el supercoche nilu27. Por cierto, el nombre de la empresa viene de combinar los nombres de las dos hijas de Selipanov y el número en carrera de dos de sus pilotos de F1 favoritos: Gilles Villeneuve y Jean Alesi.
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Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS