Emana calor. Calor, tierra removida y levantada. Todos los estereotipos que te quieras poner a enumerar para colocar a este deportivo de tiempos pasados –y salud rejuvenecida– en el centro de una escena lo más armada posible como para que se luzca. Bueno… De hecho, hay fotos que ayudan, porque la bandera a rayas blancas y rojas con las estrellas jamás se pierde la oportunidad de acompañar a un símbolo como el Dodge Challenger. Es un país agobiantemente patriótico y allí, en algunas imágenes, aparece, junto a otros símbolos como un Corvette convertible.
Pero aquí no hay tierra, sino asfalto, el asfalto de una de esas estrellas, la de Rhode Island. Y no hay desierto, sino los bosques que rodean a Smithfield Classic Cars. Allí se lo ve a este muscle car, reluciente muscle car, renovado muscle car. Pronto se irá a un nuevo hogar, tras una venta que se concretará por eBay a cambio de unos 47.000 dólares. Sí, muy lejos del millón de dólares que se pagó por el más célebre de su especie en una subasta del 2023: el Black Ghost.
Mientras tanto, este Dodge Challenger R/T SE –Special Edition– de 1970 luce como todo un diamante en bruto aquí, en esta concesionaria de clásicos americanos. Es ese calor, el de los coches clásicos invitando a una parada estratégica. Luego se sigue por la Douglas Pike, ya sea hasta Providence, donde inicia como Avenida Douglas, o hasta Massachusetts, cuyo límite sentencia su final.
A un nuevo garaje luego de permanecer durante 30 años con el propietario vendedor, quien lo ha dejado así de repintado como se ve… y así como no se ve a distancia, porque el ejemplar destaca por una reconstrucción de nivel profesional de su motor original 383, el V8 Magnum de 6,2 litros con potencia máxima de 335 caballos, luego de la cual acumuló poco más de 3.200 kilómetros. Este no será un fantasma negro, pero su combinación de capota blanca con acabado exterior en naranja –no, no es un bordó, sino un “Dark Burnt Orange Metallic”– me hace creer que tranquilamente podría ser el coche del diablo personificado.
Es un Challenger distinguido, como todo R/T Special Edition, pero su portaequipajes trasero aporta lo suyo, un accesorio propio de aquella generación, pero no propio de todos los Challenger de la primera generación. No todo se trataba de potencias altas y sonidos extrovertidos. Funcionalidad para nada ilógica en un dos puertas que nunca se desentendió de la carretera, en la tierra de las largas carreteras. Con su estilo y disposición rudimentarios, este portaequipaje se las ingenia además para encajar en la identidad salvaje del coche.
Allí está este Dodge Challenger y su luneta de ensueño cuando el techo está en su lugar. Cuando no lo está, lo que se revela es un interior en excelentes condiciones, también en naranja, aunque en este caso en un tono naranja quemado medio el que tapiza a los asientos, el piso alfombrado, los guarnecidos, los paneles, el tablero. Sí, el mismísimo diablo personificado, aunque no se trate de un rojo técnicamente. Los aplicados en madera y las costuras de los asientos y respaldos dan el toque de personalidad que iría justo con aquel, y entonces el coche está listo para ir por carretera hacia el mismísimo infierno, porque sí, emana calor.
Mauro Blanco
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