Las recientes declaraciones de los directivos de Mercedes-Benz no pueden analizarse sin tener en cuenta a la última entrega de la marca, porque fue tan grande y extensa la expectativa generada por el nuevo Mercedes CLA que no cabía otra manera de posicionarse. “El objetivo final está claro para nosotros: el coche eléctrico, porque es la forma más eficiente de transformar energía en movimiento” definió Markus Schäfer, director de Tecnología de la firma, días atrás en entrevista con la británica Autocar.
Declaración de principios que puede leerse prescindiendo de cualquier modelo en particular y como una política inclaudicable, pero, insisto, la llegada de la tercera generación de la berlina compacta actúa como punta de lanza. Disruptiva aparición hizo en el IAA Mobility 2023. Entonces, desde Múnich para el mundo, conocimos el experimental que avisaba que asomaba un coche bisagra. La puesta a punto de la plataforma MMA, tecnologías heredadas del Vision EQXX, el anticipo de una arquitectura de 800 voltios y una alta autonomía de 750 km –redondeada a 800 con el flamante modelo de serie– resumían la carta de presentación de aquel concepto.
Un acercamiento se vio meses más tarde. El 2024 se abrió con el CLA Concept desplegando el potencial de su sistema virtual MBUX en una edición del CES dominada por el boom de la Inteligencia Artificial. Un mundo eléctrico y autónomo, pero también digital. Eso es en lo que Schäfer se reiteró. Nada por descubrir, pero, una vez más, deben entenderse sus palabras a partir de la trascendencia del nuevo compacto. El CLA es bisagra también por que da comienzo a una nueva era de la digitalización en Stuttgart.

Hasta aquí, todo parecería contundente y definitorio. Mercedes iría directo y sin frenos hacia las propulsiones eléctricas. Al menos de acuerdo con el testimonio del director alemán publicado en el artículo Cómo las nuevas tecnologías están configurando el futuro de Mercedes-Benz de Autocar, nada más alejado de la realidad que ese escenario. Mesura es la palabra que sintetiza los dichos de Schäfer, que dejó en claro que no se puede avanzar a la movilidad del futuro sin antes dejar atrás el “mundo mecánico de motores de combustión”.
Días atrás fue noticia el caso de la nueva generación del Porsche Macan, un eléctrico lanzado tan a las apuradas que llevó a los de Zuffenhausen a ir por la producción de un nuevo modelo de motores térmicos que reemplazara a la exitosa primera generación del SUV, que, ya retirado del mercado europeo, ahora tiene los días contados en todo el mundo, en detrimento de las regiones en las que debía continuar e incluso a contracorriente de los vaivenes de la demanda europea. Lo que en Mercedes-Benz pretenden impulsar parece ser, de alguna manera, lo contrario al caso Macan.
El paso a los eléctricos, según el miembro del Consejo de Administración, “ocurre a diferentes velocidades y está impulsado por regulaciones y factores geopolíticos”. Sobre este punto de vista, la firma de la estrella apuesta por la “flexibilidad” de sus motorizaciones, para ser coherente con un contexto carente de normativas estables. El Mercedes-Benz CLA, que se presentaba como una nueva generación eléctrica, llegará a las concesionarias también con opciones híbridas.
Mauro Blanco
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