Los periodistas han de ser siempre imparciales, pero como humanos que somos también tenemos emociones. El coche que motiva estas líneas es “mi unicornio”, como diría Donny Astricky (Chi McBride en “60 segundos”, 2000). Una auténtica cobra nacida a finales de los sesenta en el país de las oportunidades que dejaba en evidencia a cualquier otra cosa sobre ruedas, al menos en línea recta; un diseño icónico modificado por un ilustre icónico. Así es el 1967 Shelby GT500 Super Snake.
El protagonista que ilustra este artículo es único, no por ser especial per se, sino porque tan solo existe una unidad en el mundo. Y encontró una nueva casa la semana pasada, tras venderse por 2,2 millones de dólares (1,93 millones de euros) en la subasta de Mecum en Kissimmee, Florida. Este Mustang ha roto récords, jamás se había vendido uno tan caro. De hecho, nadie esperaba que superase los 1,2 millones de dólares. Además de ser único en construcción y en precio, el coche tiene una serie de impresionantes elogios a su nombre.
Esta loca creación llegó a buen término cuando se le pidió a Carroll Shelby que participara en un evento promocional para una prueba de resistencia de neumáticos Goodyear. Para el evento utilizaría un coche que “superaría a cualquier otra cosa en el mundo”. Shelby cogió un GT500 y dejó caer en su vano el V8 de 6.997 cm3 de un Ford GT, esencialmente el mismo que potenció a los GT40 Mk.II vencedores de las 24 Horas de Le Mans el año anterior. Con 650 CV de potencia, Carroll Shelby logró alcanzar los 273 km/h de velocidad máxima.
En su día se dijo que ese corazón era la madre de todos los 427: culatas y bomba de agua de aluminio, bielas y pistones forjados, carburador Holley 780 CFM… Todos los componentes tenían que funcionar por encima de las 6.000 RPM
El promedio durante las 500 millas (805 km) de recorrido fue de 228 km/h, y el 97% de la banda de rodadura de los Goodyear Thuderbolt (7,75” x 15”) aguantó a la perfección. Además, este GT500 se equipó con un radiador de aceite externo y amortiguadores con resortes más rígidos en el lado del pasajero para hacer frente a las curvas peraltadas a alta velocidad. En el interior, lo justo y necesario. Instrumentación sencilla y clara, un extintor tras la palanca de cambios de cuatro engranajes y un aire acondicionado y ventanillas eléctricas que brillan por su ausencia.
Carroll Shelby construyó esta “súper serpiente” con la idea de lanzar una edición limitada a 50 unidades, pero su precio final duplicaba la tarifa del GT500 estándar y lo hacía un coche demasiado caro para el público general. Se estimaba en unos 7.500 dólares, el equivalente a unos 30.000 euros de ahora, una cantidad nada desorbitada para un coche de estas características, pero que hace 50 años sí lo era. Tras finalizar la prueba con éxito, fue vendido en California en agosto por 5.000 dólares (4.400 euros).
Afortunadamente, sus futuros dueños lo han tratado bien y el paso del tiempo apenas ha hecho mella sobre esta máquina, algo que se ve reflejado en el precio alcanzado en la subasta. Hay más imágenes disponibles en la web de Mecum Auctions.
No fue hasta 2007 cuando Ford trajo de vuelta el apellido Super Snake bajo la piel del Mustang de quinta generación, un auténtico muscle car que pone los pelos de punta leyendo sus características.
Luis Blázquez
Aficionado al mundo del motor desde que fui concebido. Aprendí a leer con revistas de coches y, desde entonces, soy un completo enamorado de la gasolina. Como no se nace sabiendo todo, cada día es importante aprender algo nuevo y así ampliar los conocimientos. Este mundillo tiene mucho que ofrecer, al igual que un servidor a vosotros los lectores.COMENTARIOS