
Y los nombres poco acertados van de la mano con diseños recargados, muy en consonancia con las tendencias actuales. Aunque a simple vista parezca la estética clásica de Lamborghini, no es exactamente así. Basta comparar con el Diablo: el nombre no suena mal y, además, el diseño no está sobrecargado. Impacta y resulta espectacular por sus proporciones, pero carece de elementos extra innecesarios más allá de un alerón y un par de tomas de aire. En cambio, el Revuelto parece todo atrezzo: formas en contraste para llamar la atención. El Temerario se muestra algo más contenido, más puro, pero sigue lejos de la limpieza de líneas de un Huracán o del antiguo Gallardo.
Y ahora nos enfrentamos al Lamborghini Fenómeno. Es innegable que es un coche llamativo, agresivo, espectacular… pero equilibrado, no. Da la sensación de que se han olvidado de diseñar coches y han recurrido a colores en contraste extremadamente fuertes para resaltar formas y volúmenes. Se multiplican las tomas de aire exageradas, las líneas de tensión se cruzan por todas partes y los paneles de carrocería parecen “sucios” y poco naturales. Todo está pensado para impactar al instante y ser fotografiado, como si la atención al detalle real y la elegancia fueran secundarias frente al espectáculo inmediato y al efecto Instagram.
En definitiva, el Fenómeno parece un coche diseñado por un comité obsesionado con la foto viral, con más preocupación por los likes que por la coherencia estética. Si la esencia de Lamborghini era intimidante, pura y reconocible al instante, hoy parece que el objetivo principal es gritar “mírame, soy espectacular” sin importar cómo. Y sí, puede que guste en redes, pero los que amamos los coches seguimos buscando algo más que un flash de postureo millennial: buscamos arte sobre ruedas, no un meme gigante en forma de superdeportivo. Y digo esto bajo el amparo de ser un auténtico millenial: puede que esté calvorota, pero nací en el 83… Voy a romper una lanza a su favor: si fuera todo de un solo color, quizá no resultaría tan postureta.

Para celebrar el 20 aniversario del centro de estilo de la marca
La puesta en escena del Lamborghini Fenómeno se debe a una celebración, concretamente, al 20 aniversario del centro de estilo de la marca, lo que empeora mi sensación con respecto al coche. Si esta es la forma de celebrar una efeméride tan notable… Es evidente que el equipo de diseño está dirigido desde el departamento de marketing y comunicación, quienes piensan en la imagen y en el impacto que se genera a corto y, quizá, a medio plazo, mientras que el resto queda en un segundo plano. Si no queda bien en las fotos, no sale adelante el proyecto.
Mitja Borkert, actual jefe de diseño en Lamborghini, habló con la gente de Magneto Magazine y les llegó a decir que “con el Fenómeno marcamos un rumbo nuevo, auténtico y audaz para nuestro lenguaje de diseño vanguardista. Hemos creado una pieza de diseño hiperelegante, tan refinada y sofisticada como atlética y esencial. Es una nave espacial inesperadamente elegante, fabricada íntegramente con fibra de carbono, fie a nuestra herencia. El Fenomeno interpreta la música de nuestro ADN de diseño único, pero con una tonalidad y un ritmo diferentes, creando otra leyenda impresionante que supera las más altas expectativas de nuestros clientes y coleccionista”. Obviamente, todo lo que diga el propio creador de la obra hay que cogerlo con pinzas, nadie criticaría su propio trabajo, ¿verdad? Para eso estamos nosotros y, amigo Borkert, me cuesta ver elegancia, sofisticación y refinamiento en el Fenómeno. Para ver esas cosas, mira un Ferrari Amalfi o el Bugatti Brouillard. Ahí sí hay sofisticación y elegancia.
No obstante, aunque critique mucho el coche –no puedo evitarlo–, hay una vista que sí me gusta: la cenital. Visto desde arriba, el Lamborghini Fenómeno es llamativamente equilibrado. No tiene una diferencia especialmente marcada entre las anchuras del eje delantero y el trasero, el frontal cuenta con una forma en punta de flecha muy lograda y los detalles encontraste resultan más comedidos y mejor planteados.
El Fenomeno forma parte de una singular familia, en la que podemos encontrar al Lamborghini Reventon, al Lamborghini Sesto Elemento, al Lamborghini Veneno, al Centenario, al Lambo Sián y al Countach LPI 800-4. De todos ellos, los mejores son el Sesto Elemento y el Countach, mientras que siento un especial rechazo por el Lamborghini Veneno. Pero, como se suele decir, para gustos, los colores, ¿no? Y lo dice alguien cuyo color favorito es el amarillo…

Solo habrá 29 unidades con más de 1.000 CV
Hay algunas declaraciones desde la marca que resultan de lo más llamativas. Por ejemplo, se regodean de haber eliminado la mayoría de los botones físicos y afirman que, de esta forma, el conductor puede centrarse en pilotar. Menudo disparate… ¿Desde cuándo la ausencia de botones sirve para centrarse en conducir? Se nos ha ido la olla.
Pero, en fin, así son las cosas. Lo mejor, no obstante, del Fenómeno, son sus cifras, compartidas, casi, casi, con el Lamborghini Revuelto, el coche que sirve de base para su desarrollo. Por tanto, tenemos en la parte trasera un enorme V12 atmosférico, el más potente en la historia de la marca. Prometen 835 CV a 9.250 revoluciones extraídos de 6.498 centímetros cúbicos. Este motor de combustión, se suman un total de tres motores eléctricos, dos en el eje delantero y otro en la caja de cambios. La potencia total del grupo híbrido es de 1.080 CV –con todos los motores funcionando–.
Como curiosidad, el Lamborghini Fenómeno es enorme. Mide 5.014 milímetros de largo, 2.076 milímetros de ancho y tiene una altura que contrata mucho con el resto de medidas, pues se queda en 1.161 milímetros. La batalla es de 2.779 milímetros. La marca no ha comunicado cosas como el peso, pero sí la relación peso-potencia: 1,64 kilos por caballo. Ese dato y la potencia del grupo motor nos sirven para estimar un peso de casi 1.800 kilos.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS