Está en el lugar de los hechos, en horas vibrantes por las 500 Millas de Indianápolis, pero no para correr entre monoplazas. Los calendarios de subastas se acomodan a los de las carreras, nada novedoso, y este Plymouth Hemi Cuda se vendía el sábado 17 al mejor postor en el Indy 2025 de Mecum. Entre unos 3.000 coches a la venta, una cifra muy superior a la serie original de su versión y todavía más superior a la producción del año al que pertenece.
Entonces, he ahí uno de los factores que lo hacen hoy un muscle car deseable y coleccionable entre los norteamericanos. El otro, su fórmula mecánica, es inherente a la evolución del Plymouth Barracuda y a su producción exclusiva. Un Barracuda de tercera generación, la que le significó al coche un paso adelante sustancial hacia la E-Body, plataforma de Chrysler –la misma que el Dodge Challenger– que con su anchura le permitía alojar poderosos motores. El Hemi V8, hoy retirado y mañana quién sabe, lo hizo un muscle car para pocos y poco tuvo que ver con los Barracuda asequibles de los primeros años.
Dos años en venta y menos de 800 unidades, pero el Plymouth Hemi Cuda más limitado fue el del segundo año, el modelo 1971, del que se hicieron menos de 300. Según informa Mecum, de este total uno solo fue exportado como nuevo a Europa: el que ven en imágenes. Sí, el Plymouth Hemi Cuda menos americano. De manera tal que, quien se haya convertido en su nuevo dueño, habrá recibido un Barracuda Hemi con historial de competición en el viejo continente –participaciones en carreras escandinavas– como ningún otro lo ha experimentado.
Secretos de interior. Estos casos de inscripciones ocultas me gustan. Recuerdo que tres años atrás un Ferrari 410 Sport Spider fue noticia por algo más que su venta en 22 millones de dólares. Debajo de su carrocería un mensaje de puño y letra del mismísimo Carroll Shelby se volvió toda una revelación. Allí se leía –e imagino que se sigue leyendo– que Enzo Ferrari le había dicho a Shelby que ese coche había sido su mejor creación.

El aspecto actual del único Plymouth Hemi Cuda exportado a Europa tras salir de fábrica
En el Hemi Cuda no se trata de un mensaje con firma ni de una dedicatoria, sino de lo que lleva debajo del capó, junto a la batería: una placa de exportación en la que se lee “MADE IN U.S.A.”, prueba de sus años en las calles y circuitos europeos de los que se ha hecho eco Mecum.
Hoy, este Plymouth Barracuda 1971, que conserva su motor V8 7,0 de 425 CV, está de regreso en Estados Unidos y con su apariencia deleitaría al público de la Indy 500 en una hipotética función de pace car. Pasan los años, pero producto de su restauración integral sigue intimidando con su peculiar diseño de entrada de aire para el V8 y su pintura negra HEMI en los paneles laterales que, en este caso, completa el acabado con un rojo que es mayoría, una de las combinaciones de pintura que Chrysler vendía como acabados “High Impact” en la versión.
Por dentro, asientos de tipo butaca tapizados en cuero y una palanca de cambios con empuñadura de pistola. Solamente 60 Hemi Cuda recibieron esta palanca y este es uno de ellos. Sobre su interior no nos debe llamar la atención el panel de rallye para el tablero y no debemos tomarlo como una prueba de su pasado en carreras escandinavas, pues el ‘Cuda tenía su tablero estándar de fábrica, pero ofrecía uno de rallye como opcional.
Como han notado, si un Plymouth Hemi Cuda califica como coche de colección y más si se trata de uno de la producción de 1971 –este vendido en 1,3 millones lo dice todo–, este ejemplar está sobrecalificado. Mi pregunta es la siguiente: ¿volverá algún día a Europa para recordar viejos momentos?
Mauro Blanco
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