“Como prueba del éxito de la estrategia de Lancia, el nuevo vehículo ya ha recibido más de 11.000 pedidos desde su lanzamiento y ha sido acogido calurosamente durante las recientes iniciativas en toda Italia”, informaba Stellantis en diciembre del 2024 sobre la nueva generación del Lancia Ypsilon. Como siempre, a los boletines oficiales siempre hay que tomarlos como lo que son, una voz oficial que, cuando lo necesita, maquilla. En ese sentido, al repasar los datos del primer trimestre no puedo dejar de pensar en lo mal que han envejecido esas palabras sedientas de expectativas.
En la refundación de Lancia, el urbano del segmento B es la punta de lanza de una estrategia fundamentada en revivals. Antes debe sumarse la versión más deportiva. Más allá de las expectativas, en el Ypsilon HF no tiene que caer la responsabilidad. En todo caso, apalancar desde esta versión más deportiva para que sirva de promotor para hacer crecer las ventas del híbrido-enchufable/eléctrico ya en comercialización. Luego, sí, será el turno de modelos que, a priori, ilusionan por el prestigio de sus nombres.
Cada fabricante tiene su as, guste o no el producto final, para traer del pasado modelos que dejaron huella. El de Lancia es el concepto Pu+Ra HPE, una suerte de hilo conductor para la nueva flota. Cuando vimos al Ypsilon, vimos parte de la esencia del concept car. Lo mismo ocurrirá cuando veamos al entrante Ypsilon HF y a los que lo seguirán. Y los que seguirán son el Lancia Gamma primero y el Lancia Delta después, a estrenarse en 2026 y 2028 ó 2029 respectivamente. Una posible berlina fastback, tomando el legado del Gamma que alguna vez vimos, y un compacto en camino para sentarse, recordar los años dorados del rallye y sonreír… ¿Y si retorna un Beta?

El Lancia Montecarlo, un deportivo clásico a mirar de reojo
Tarde o temprano, la firma italiana deberá agregar un deportivo a su flota, sea o no cien por ciento eléctrico. No, el Ypsilon HF no cuenta. ¡Dije deportivo, no versión deportiva de un utilitario! En los setenta, de la gama Beta salió una serie de modelos para cubrir un espectro de segmentos que incluía un cupé, un targa, un convertible, un sedán y un familiar.
Pero la punta del iceberg fue el deportivo, el Lancia Montecarlo, que tomaba el motor Fiat de cuatro cilindros 2.0 con doble árbol de levas de los Lancia Beta y lo reubicaba detrás de los asientos y delante del eje trasero, lo que le otorgó una exclusiva tracción trasera.
De cara a lo que viene, tendría Lancia bastante que explotar de este nombre en caso de que se decidiera revivirlo. Fue un coche de producción, vendido tanto en Europa como en Estados Unidos, donde se rebautizó y adoptó, dado su origen como prototipo Fiat Abarth, el nombre Lancia Scorpion. Esto fue para evitar problemas legales con Chevrolet y su cupé.

Si Lancia se expande más allá de Europa…
Al respecto, aunque los norteamericanos lo recibieron con 40 caballos menos –82 CV frente a los 121 del Montecarlo europeo–, las sensaciones y experiencia de manejo no decepcionaron más allá de que no era precisamente un deportivo de altas prestaciones. Otro motivo de revivirlo está en su sangre, por decirlo de alguna manera.
Este cupé deportivo forma parte del árbol genealógico del glorioso Lancia Rally de los años 80, ya que éste fue la evolución del Fiat Abarth 030, el prototipo del cual nació el Lancia Beta Montecarlo. En esta fórmula pasado/presente tan de moda, un lanzamiento de campaña que trace un paralelismo entre el de serie y el de competición podría funcionar.
Por último, como Scorpion, el Montecarlo se lució en el mercado de Estados Unidos y hoy es uno de esos clásicos valorados. El andar de las marcas de Stellantis del otro lado del Atlántico no ha sido el mejor últimamente. Si en un futuro Lancia se globaliza, por el prestigio que el Scorpion se ha ganado entre los norteamericanos, allí tendría el conglomerado un caballito de batalla que, además, gozaría evitar una electrificación que para el Montecarlo europeo sería ineludible.
Mauro Blanco
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