Coche del día: Opel Senator 3.0i CD (B)

Coche del día: Opel Senator 3.0i CD (B)

Uno de los últimos Opel de alta gama y con propulsión


Tiempo de lectura: 3 min.

El Opel Senator 3.0i CD era lo más grande y potente que tenía la firma alemana en los años 80. Representaba un importante paso con respecto al anterior Opel Senator 3.0, pero tenía mucho más en común con el Opel Omega 3000; de hecho, la estética ya tenía cierto parecido, aunque con los rasgos exagerados –una calandra más grandes, por ejemplo– para ganar empaque y autoridad.

Antes, los fabricantes generalistas se atrevían a poner en circulación coches de gran tamaño y aspiraciones de alta gama, que en ocasiones, eran realmente muy buenos, incluso mejor opción que los tradicionales fabricantes alemanes. No en balde, había que ofrecer algo especial si se quería que los usuarios, siempre más pendiente de los fabricantes tradicionales de alta gama, se fijaran en ellos. No era fácil y nunca lograron que la gente les prestara la atención que se merecían, pero eso hizo que se perdieran coches como el Opel Senator 3.0i CD.

El Senator 3.0i era un coche grande, y todavía lo es, ya que mide 4.845 milímetros de largo. Esta talla, en los años 80, hacía del modelo de Opel un sedán imponente, que se potenciaba por sus sobrias líneas, con una cintura paralela al suelo y unas enormes ventanas laterales. Tamaño que se trasladaba al habitáculo, uno de los argumentos más peso suelen tener en estos coches tan grandes. En el caso del Opel Senator, como cabría esperar, no se alcanzaba el nivel de acabado y calidad que podía tener, por ejemplo, Mercedes, pero claro, el precio de venta también era inferior.

No obstante, el Senator 3.0i tenía algunos detalles que lo hacían destacar por encima de ciertos rivales. Destacaba la adopción de modas de la época, como la instrumentación digital –única opción en el caso del Senator 3.0i CD–, la presencia de un ordenador de viaje, ABS, aire acondicionado, volante regulable, elevalunas eléctricos en todas las puertas o las llantas de aleación; todo ello de fábrica. Como curiosidad, algo que hoy día es inimaginable: la posibilidad de montar en opción un diferencial trasero de deslizamiento limitado.

Opel Senator 3 0i CD (2)

La instrumentación digital del Opel Senator era lo más vanguardista de finales de los años 80, pero era una tecnología nueva y no era todo lo fiable que debería

El motor del Senator 3.0i CD es el mismo del Omega 3000, combinado con un cambio automático de cuatro relaciones que era se tomaba de la generación anterior del Senator, pero que se revisaba y actualizaba para la ocasión. Así, por tanto, hablamos de un seis cilindros en línea de 2.969 centímetros cúbicos, con culatas de dos válvulas por cilindro y un árbol de levas, compresión de 9,4:1 e inyección electrónica, que podía generar 177 CV a 5.600 revoluciones y 24,8 mkg a 4.400 revoluciones. El desarrollo de las marchas era larguísimo, con una cuarta que era básicamente un overdrive con 49,8 km/h a 1.000 revoluciones –la tercera se quedaba lejos con 34,3 km/h–.

Las prestaciones no eran malas, estaba muy parejas a las de un Mercedes 260E W124. La velocidad máxima era de casi 207 km/h, los 400 metros con salida parada se hacían en 18,4 segundos y los 1.000 metros, también con salida parada, en 32,7 segundos. El 0 a 100 km/h se completaba en 11,1 segundos y el 80 a 120 km/h lo realizaba en siete segundos, aunque con un cambio automático siempre se hace relativamente rápido, pues siempre reduce las marchas que sean necesarias para recuperar más rápido.

El Opel Senator 3.0i CD tenía un precio de 5.633.120 pesetas, 33.855 euros de 1987. Era un coche muy caro, aunque a cambio, se tenía un sedán enorme, con unas capacidades ruteras de máximo nivel, un cambio automático de funcionamiento muy suave y eficaz. Además, el Senator 3.0i CD tenía tres posibilidades de dureza de los amortiguadores, que permitía potencia el confort y sujetar la carrocería en carreteras de montaña.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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