Marilyn Monroe estaría completamente desilusionada si viera el estado en que se encuentra este Ford Thunderbird 1966. El Raven Black 1956, ese convertible con ojo de buey a los costados posteriores de la capota dura extraíble, fue el tesoro más preciado en el historial de la recordada actriz, quien lloraría de desencanto si estuviera aquí para ver cómo ha quedado este ejemplar de la cuarta generación tras su largo abandono.
Poco más de 69.000 unidades se vendieron en el ’66 del Thunderbird y no fue esa una temporada más. Para este notable dos puertas, el 1966 significó el final de un sello estilístico de la época. Los carenados bajos para las ruedas traseras fueron una insignia para estos hardtop cupés y convertibles americanos de lujo. Un año después, con el estreno de la quinta generación, el Ford Thunderbird pasó a lucir llantas y neumáticos posteriores despejados y unos bajos de carrocerías más refinados.
Por tal motivo considero que valdría la pena apostar por este ejemplar que aparece a la venta por eBay y que es uno de esos 69.176 vendidos, siempre teniendo en consideración lo maltratado que está y que comprarlo no sería un problema, pero está claro que recuperar su belleza y su integridad es lo que le demandará bastante más dinero a quien pague por él los 4.000 dólares que pide el vendedor.
En este caso no hablamos de un descapotable, sino de un cupé. Actualmente se encuentra en Texas, acumula 77.000 kilómetros y su ostracismo de 50 años es la principal razón por la cual necesita una restauración completa. A mediados de los años setenta, este coche se guardó en una cochera y nunca más volvió a ver la luz del día hasta su reciente rescate, de manera que el principal perjudicado fue su V8 390, que hoy no funciona, pero en ese momento sí lo hacía.
A decir verdad, ya se le ha empezado a echar mano y es lógico. ¡¿Cómo resistirse cuando te encuentras una reliquia descuidada?! Esto se confirma con la información brindada por el vendedor, que avisa en la plataforma de compra y venta que todos los componentes del motor eran chatarra, por lo cual ya se ha invertido en repuestos. Tanto los originales como los nuevos se incluyen en la venta. Mangueras, correas y un radiador de aluminio nuevo, otros de los elementos renovados.
Aunque la pintura parezca negra, en realidad se trata de un tono de verde. Al respecto, se informa que la capa es la original, lo que habla bien de su calidad porque no ha sido tomada por el óxido que sí se ve en algunas otras partes puntuales, como en una buena cantidad de superficie del techo y las llantas. El interior es dominado por el negro y allí sí es todo original. Puede que la cabina, a la cual se accede por puertas que cierran y abren sin problemas, merezca la mejor calificación por su condición bastante intacta, a juzgar por las imágenes.
Coches por los que vale la pena desembolsar. Clásicos americanos que por estas latitudes se guardan o se exhiben, se marchitan en la oscuridad de un garaje o se comparten, relucientes, en eventos con la entusiasta comunidad. Como el Ford Fairlane con que me muestro en la foto que acompaña mi firma, un Thunderbird –una completa rareza en mi país y un milagro si te lo cruzas– siempre imanta y seduce, sea para considerar comprarlo o, simplemente, como objeto de contemplación.
Mauro Blanco
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