En mi reciente visita al Autoclásica de Buenos Aires noté cierto contraste entre la inmensidad de los clásicos deportivos pertenecientes a una adentrada segunda mitad del siglo pasado y una no tan generosa cantidad de clásicos de la postguerra o de los años previos a ésta. Algo así como lo opuesto a lo que ocurre con una subasta que ya está en marcha en los Estados Unidos.
Debo introducir con la particularidad que, en definitiva, hace en gran medida a este artículo: de los 29 ejemplares que se anuncian, apenas tres son de marcas europeas. El condimento extra radica en que los tres son británicos. ¿Otra apreciación que aquí no viene al caso, pero que hay que mencionar? Una clara hegemonía de clásicos de Chevrolet, para todos aquellos amantes de la firma americana.
Un paseo por la colección de Ron y Sarah Jury, apasionados entusiastas y miembros del Antique Automobile Club of America con sede en el estado de Pensilvania. Lo interesante de esta colección a subasta por medio de RM Sotheby’s se descubre cuando notamos que en sus tres clásicos británicos hay diversidad de estilos y carrocerías, y que, junto al Jaguar sedán y al antiguo shooting brake Rolls-Royce, se suma a este selecto grupo un convertible de la extinta Austin-Healey.
Jaguar Mark IX Saloon de 1960
No se dejen engañar por su apariencia. No crean que su gran tamaño le impedía correr a altas velocidades. Un poderoso motor de seis cilindros con desplazamiento de 3,8 litros y potencia de 220 caballos hacía correr al Jaguar Mark IX Saloon más allá de los 180 km/h.
Este ejemplar, cuyos valores estimados de oferta se sitúan entre los 50.000 y 65.000 dólares –entre 46.000 y 60.000 euros al tipo de cambio actual–, cuenta con aquel 3,8 y es un modelo 1960, lo que lo convierte no sólo en uno de los últimos de su especie, sino en un coche con un legado concreto. El Mark IX se retiró del mercado en 1961 habiendo aportado a Jaguar la novedad de los frenos de disco a las cuatro ruedas, pues fue el primero de la firma en llevarlos.
Una serie de actualizaciones recibió en 2023. A saber: ajustes en el embrague, el tanque de combustible y los carburadores. En tanto, son para destacar la culata de motor original y el acabado: un exterior bitono en gris y azul oscuro, y un interior con cuero de la misma tonalidad de azul.
Rolls-Royce 20/25 Shooting Brake de 1932
De aquel Jaguar 1960 a una época en la que en Inglaterra las excursiones de caza convertían a modelos como el Rolls-Royce 20/25 Shooting Brake en vehículos de ocasión. ¿La particularidad de este modelo 1932? Radica en que salió de fábrica con una carrocería de limusina cortesía de Hooper & Company, para, años más tarde, recibir la carrocería shooting brake que luce en la actualidad.
Ochenta años después, este Rolls-Royce entró en 2012 a una restauración que incluyó la reconstrucción completa de su motor. De 75 a 100 mil dólares –entre 69 y 92 mil euros al cambio actual– es lo que se está esperando que se oferte por este ejemplar que sigue luciendo sus notables guardabarros traseros, los detalles en madera de alto brillo de su acabado exterior y el revestimiento interior perteneciente a la carrocería original de limusina.
Austin-Healey 100-4 BN2 de 1956, el más americano de los tres
Apenas 20 años se mantuvo en actividad la firma Austin-Healey y los primeros tres fueron suficientes para impactar en el mercado de Estados Unidos y hacer de este coche el clásico europeo más americano de este grupo de tres a subasta. Tras su estreno con la serie BN1 en 1953, la primera evolución del Austin-Healey 100 dio como resultado el BN2, presentado en la segunda mitad de 1955 como modelo 1956. Fue California su gran destino: allí fueron a parar tres cuartas partes de la producción de 1956 –poco más de 4.600 unidades–, con un promedio de 150 unidades puestas en circulación en la costa oeste por mes de las 200 mensuales totales.
Prueba viviente de aquello es este ejemplar –uno de los últimos BN2–, que el 4 de junio de 1956 abandonó la fábrica y se exportó a Los Ángeles. Su volante a la izquierda lo delata. Un precioso convertible que a la capota de lona, el interior de vinilo negro y un estilo de acabado con pintura bitono –en este caso, negro y blanco Marfil– que prácticamente ya no se ve en los exteriores actuales, cuenta con otras especificaciones de fábrica a destacar, tales como calefacción, un velocímetro en millas y el parabrisas laminado que se ofrecía de manera opcional.
Un convertible que ya casi no te cruzas y que, para lograrlo, tal parece que el lugar ideal está en California, a no ser que a lo largo de todas estas décadas, la mayoría de los 4.600 producidos hayan tomado nuevos rumbos más allá del estado dorado. Veremos a qué estado va a parar este que se anuncia con un estimativo de entre 75.000 y 80.000 dólares, el equivalente a 69.000 y algo más de 73.000 euros.
Mauro Blanco
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