Durante aquella época dominada por los diésel, se habló largo y tendido de los TDI de Volkswagen, fueron uno de los referentes de la industria y su peso en el mercado era notable. Pero también se habló con la misma intensidad, o casi, de los JTD de FIAT, propulsores capaces de hacer sombra a los germanos en todos los ámbitos y uno de los mejores ejemplos es el FIAT Punto 1.9 JTD. Con el utilitario italiano, la revista Autopista logró un consumo por debajo de los cuatro litros y completaron un total de 1.050 kilómetros con un solo depósito de 49 litros.
Si bien es cierto que formaba parte de un publirrepotarje y que se buscó expresamente conseguir un consumo lo más bajo posible, no dejar de ser notable que llegaron a conseguir exprimir cada gota de gasóleo al extremo: 28,3 kilómetros por cada litro de combustible, lo que daba un consumo de 3,53 litros cada 100 kilómetros. Es, le pese a quien le pese, toda una proeza que muestra a las claras hasta donde llegó FIAT con sus motores turbodiésel y todo, por si alguien no lo sabe, fue gracias, entre otras cosas, al sistema common rail.
El desarrollo de la inyección por raíl común supuso un enorme avance para la tecnología turbodiésel, de hecho, a la misma Audi, abanderada del diésel, se pasó al conducto común en sus motores con el tiempo dadas las ventajas que ofrecía de cara al rendimiento. Y no fue porque su tecnología, el bomba inyector, fuera mala, sin ir más lejos, generaba más presión de inyección que el raíl común, pero la suavidad y la sonoridad eran inalcanzables con el bomba inyector. Suficiente motivo para que se pasaran a la tecnología enemiga si querían seguir con su evolución en suavidad y refinamiento técnico.
Un coche para todo
La segunda generación del FIAT Punto supuso un paso adelante importante con respecto a la primera entrega del modelo, pero aunque había evolución, también había conservadurismo. Las líneas mantenían ciertos rasgos del primer Punto, así como gran parte de su personalidad. No pasó lo mismo con el habitáculo o el equipamiento, que destacó, entre otras cosas, por el sistema “City” para la dirección, el cual, aumentaba la asistencia siempre que se pulsara un botón y que era ideal para estacionar o maniobrar.
Hablamos de un coche que hizo acto de presencia a finales de los años 90, en plena ebullición diésel, que llegó incluso al segmento A, algo que ahora parece un poco sinsentido, pues los motores diésel nunca fueron los más indicados para circulación urbana, el terreno más propicio para los polivalentes, como se les denominaba antes a los coches del segmento B.
No obstante, el caso de los utilitarios era diferente, pues eran coches que buscaban ofrecer un compromiso entre usabilidad y capacidades para todo tipo de uso. No debemos olvidar que solían ser coches muy demandados por conductores jóvenes –y decimos eran, porque ahora o escogen SUV o se decantan por servicio VTC u otro tipo de transporte público–, quienes hacían uso del vehículo para todos sus desplazamientos y, obviamente, también para sus viajes. La presencia de un motor turbodiésel ayudaba a reducir su gasto en desplazamientos, o eso, al menos, era la teoría. Además, por 2.045.000 pesetas, unos 12.290 euros sin IPC, estaba al alcance de muchos conductores.
Prestaciones y refinamiento mecánico, claves del FIAT Punto 1.9 JTD
El motor 1.9 JTD le sentaba la mar de bien al FIAT Punto. Fue un propulsor innovador, pues con él se introdujo en el mercado la tecnología common rail y entró de lleno a competir con el 1.9 TDI en todos los niveles de potencia. En el Punto 1.9 JTD se ofreció con 80 CV, directo a por el TDI de 90 CV, pero también lo hubo con 105, 120 y 150 CV, rivales directos de los TDI de 110 y 150 CV y también del 100 CV que llegó después.
Sus cifras eran buenas. Con 1.910 centímetros cúbicos –con carrera larga; 82 por 90,4 milímetros–, culata de dos válvulas por cilindro, turbo de geometría fija y, por supuesto, el raíl común, rendía 80 CV a solo 3.000 revoluciones, junto a 20 mkg a un régimen de 1.500 revoluciones. Era un motor, según la prensa de la época, brillante y muy agradable de usar por su pronta respuesta y por lo línea de sus curvas de potencia y par. De hecho, era capaz de tirar de un desarrollo en quinta de nada menos que 48,17 km/h a 1.000 revoluciones.
El nivel de rendimiento del motor era suficiente para anunciar una velocidad máxima de 170 km/h, un 0 a 100 km/h de 12,2 segundos y un 0 a 400 metros en 18,57 segundos. Solo el SEAT Ibiza TDI de 90 CV era más rápido –aunque no demasiado–, aunque también era bastante más caro. Donde había una verdadera lucha era en consumos, que según datos oficiales era de 4,9 litros cada 100 kilómetros de media. Que la revista Autopista lograra 3,93 litros cada 100 kilómetros es un caso aparte, pues, como hemos dicho antes, la prueba se centró en lograr el menor consumo posible –por cierto, dicho reportaje se puede encontrar en el número 2.137, publicado en el año 2000–.
La era de los diésel dejó interesantes batallas que culminaron con una evolución constante de la tecnología. Motores cada vez más potentes, más suaves y con menos consumos y emisiones.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS