El Opel Cosa Sport, en realidad, tenía poco de sport. Era un coche interesante tanto por lo que ofrecía como por el precio que se pedía a cambio, pero como muchas versiones con apellido sport, la deportividad se tocaba de refilón. No obstante, como se llamaba “deportivo”, la póliza del seguro no sería benévola…
La segunda generación del Opel Corsa rompió completamente cualquier relación con la primera entrega, y no porque fuera mala, ni mucho menos –el Corsa A fue un éxito de ventas en toda Europa–, la cuestión es que los rivales apretaban y además, apretaban de lo lindo. Opel tuvo que darle una auténtica nueva vida a su pequeño polivalente. Además, no solo se notaba en su exterior, su redondeada carrocería escondía novedades.
Una de esas novedades fue el motor 1.4 de 82 CV, un bloque atmosférico de 1.388 centímetros cúbicos que, también, rendía 11,6 mkg de par a 3.400 revoluciones. Un motor que se podía encontrar en el Opel Astra, pero que respondía especialmente bien metido en el cuerpo del Corsa. No en balde, el peso oficial del Opel Corsa Spot 1.4 era de 865 kilos, o dicho de otro modo, una relación peso-potencia de casi 10 kg/CV.
Se podría decir que el Corsa Sport ofrecía una “deportividad contenida” que lo hacía bastante interesante
No era el más deportivo de la gama, eso era cosa del Opel Corsa GSi, pero sí era más dinámico que cualquier otra versión que no fuera el GSi. La velocidad máxima de 173 km/h o su 0 a 100 km/h en 12,5 segundos no eran lo más importante, sino los tarados de suspensión específicos y las ruedas, que con llantas de 13 pulgadas, montaban neumáticos 165/70 –en opción, las llantas de 165/65 14 que se aprecian en las fotos–. Con la nueva monta de elementos, ganaba en estabilidad y en confort, aunque mantenía su notable tendencia a subvirar a poco que se forzara la situación.
Antes, los coches se hacían de forma diferente y el mejor ejemplo es la ausencia de dirección asistida de serie, lo que conllevaba una enorme desmultiplicación de la dirección; el volante tenía 4,1 vueltas entre topes, aunque se podía montar la dirección asistida, que rebaja las vueltas del volante hasta 2,8. Tampoco había airbag, no había cierre centralizado, aire acondicionado o elevalunas eléctricos. El equipamiento era bastante justo, pero el precio de 1.380.000 pesetas se consideraba interesante, sobre todo porque, después de añadir las mencionadas opciones, se tenía un modelo realmente completo por 1.630.000 pesetas, hablamos de 8.294 y 9.796 euros respectivamente, siempre sin contar la subida del IPC desde 1992.
Según una prueba publicada por la revista Autopista –número 1.759–, el Corsa Sport destacaba por habitabilidad y por su compromiso entre estabilidad y confort; era la versión más interesante de la gama, tanto por prestaciones como por precio y equipamiento. No obstante, llama la atención que, todavía en 1992, se ofrecían modelos con paragolpes de plástico sin pintar…
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS