El Volkswagen Golf GTD de la segunda generación, ya proponía una opción más que interesante tanto por prestaciones, como por consumo, a lo que se debería añadir una fiabilidad casi a prueba de bombas. Y como acabaría por ser la costumbre, también era más caro que el resto de versiones de la gama.
La saga de motores turbodiésel de Volkswagen no empezó con los TDI, empezó tiempos antes, pero claro, no tenían las mismas prestaciones y encandilaba a los usuarios con ese tirón tan característico. El TDI fue el resultado de una evolución lógica, que ya empezó a notarse con el Golf GTD de la segunda generación.
El Golf GTD MKII estaba lejos de los TDI, de hecho, tenía un motor de cuatro cilindros y 1.600 centímetros cúbicos, 1.588 centímetros cúbicos para ser exactos, que gracias al turbo rendía 70 CV a 4.500 revoluciones y 14 mkg a 2.500 revoluciones –unos 135 Nm–. Se acoplaba a una transmisión mecánica de cinco relaciones y a una tracción delantera –obviamente– y solo tenía que mover un peso total de 930 kilos en orden de marcha.
Potencia justa para una cilindrada justa, al menos comparado con lo que vino después, ya que en su época era un motor muy digno, incluso prestacional para ser un diésel. Tiempo después apareció una versión con intercooler, pero en aquel momento, no era la opción más potente, un Peugeot 309 SRD T, con sus 78 CV, era más rápido, pero también gastaba más. Como se suele decir, el Golf GTD era un mechero.
No era el más potente, ni tampoco el más rápido, pero los consumos del Golf GTD MKII estaba entre los mejores del segmento y además, sin tener que sacrificar prestaciones
Según la revista Motor 16, que lo comparó precisamente con el 309 SRD T en uno de sus números –aquí tienes la comparativa en PDF, por si quieres leerla–, el modelo alemán necesitaba solo 6,6 litros cada 100 km/h en circulación urbana y 7,2 litros a 120 km/h. La media ponderada era de 6,3 litros, una cifra bastante buena y que conjugaba con una velocidad punta de 169 km/h, un 0 a 100 km/h en 13,7 segundos un cuarto de milla –0 a 400 metros– en 19 segundos.
El Volkswagen Golf GTD MKII no tenía la mejor aerodinámica del mundo, su carrocería abusaba de líneas rectas y de ángulos en todas partes, así que lograr unos consumos ajustados y una velocidad máxima bastante decente para un coche de su potencia, demostraba que el motor tenía poderío.
Donde el Golf GTD no destacaba frente al resto, era, por ejemplo, en la falta de testigo de reserva de combustible y en comportamiento con asfalto roto. Por lo visto, el eje trasero tendía a rebotar y hacía que el trayecto fuera un poco incómodo. En el resto de situaciones, era un Volkswagen Golf en toda la extensión, es decir, fácil de conducir, cómodo y seguro.
El precio del Volkswagen Golf GTD era de 2.250.106 pesetas, 13.542 euros de aquellos años –es decir, sin contar IPC–, y se consideraba un coche caro.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS