No son pocos los que piensan que el BMW E39, la cuarta generación del Serie 5, es una de las mejores ediciones del modelo. La firma alemana lanzó un coche que no solo se mostró superior a la competencia en casi todos los apartados, también tenía un equilibrio general que era difícil de igualar. Por ello, si allá por finales de los 90, alguien quería un familiar de talante dinámico, calidad de primer nivel y un motor de seis cilindros atmosférico, escogía un BMW 528i Touring.

Al igual que Mercedes tiene en el W124 una de sus mejores creaciones, en BMW ocurre lo mismo con el E39. De hecho, la revista Hagerty lo llegó a comparar con el Jaguar MKII y lo considera un auténtico clásico del futuro, bueno, no tan futuro, porque inició su andadura comercial en 1995, y, por lo tanto, ya se puede considerar un clásico. Y ojo a este dato, pues muchos se sentirán un poco mayores…

La carrocería familiar, como ocurría antes, no tuvo muchas ventas fuera de Alemania, donde este tipo de carrocerías era muy apreciadas, pero eso no quiere decir que no fuera interesante, sobre todo, como decíamos antes, con en el caso del 528i Touring. Actualmente ya estamos acostumbrados a ver circular familiares con prestaciones de coche deportivo, pero, aunque el Audi RS2 apareció a comienzos de los 90, no eran tan común encontrarse un familiar con un motor de seis cilindros y 2.793 centímetros cúbicos, capaz de rendir 193 CV a 5.300 revoluciones, y un par de 280 Nm a 3.950 revoluciones… Además, era un motor que se combinaba con un cambio manual, aunque con cinco relaciones –las de seis se reservaban para auténticos deportivos–.

En cuestión de calidad apenas tenía rival, pero en espacio interior, todos le plantaban cara

Por aquellos años, las denominaciones de BMW todavía eran, digamos, entendibles. Encontrarse con un BMW 528i Touring permitía saber, desde el primer momento, que se estaba ante un Serie 5 con motor de 2,8 litros gasolina y familiar. Y lo indicaba, además, con un letrero de buen tamaño en su portón posterior, el cual, daba acceso a un maletero de unos 400 litros, que visto hoy día, parece demasiado pequeño para un coche de la talla del Serie 5. Y sí, con 4,80 metros de largo, el maletero se queda pequeño, pero los BMW de los 90 no eran los coches con los interiores mejor aprovechados, más bien al contrario, aunque cualquier coche de la marca, incluido el 528i Touring, presumía de otras bondades.

Las pruebas de la época hablaban de un coche con una calidad de realización por encima de la media, por un comportamiento dinámico que destacaba por estabilidad, límite de adherencia y precisión de la dirección, así como de un motor cuyo rendimiento era un ejemplo para todos. No solo por prestaciones, sino también por consumos. Por ejemplo, el BMW 528i Touring podía alcanzar los 229 km/h y completar el 0 a 100 km/h en 8,5 segundos, mientras que el consumo por carretera era de 7,5 litros cada 100 kilómetros –en ciudad, subía hasta unos espectaculares 14,6 litros–. Y eso con un peso de 1.625 kilos.

De todas formas, si tenías dinero para comprar un BMW 528i Touring, el consumo no debería importarte demasiado, pues en 1997, el precio de venta al público era de nada menos que 7.133.000 pesetas, 42.870 euros sin inflación, si la sumamos, hoy costaría 79.181 euros.