El Hyundai Lantra llegó a España allá por 1995 y formaba parte de la estrategia expansionista de la firma surcereana, que incluyó también al Hyundai Accent –que se vendió como pan caliente– y por supuesto, a Hyundai Coupé. De hecho, este último casi estaba fuera de lugar en el catálogo de la compañía, que estaba repleto de coches, por así decirlo, lógicos, económicos y sin mayores aspiraciones que ser usables, cómodos y medianamente atractivos.
Aquella Hyundai no se parece a la actual. La firma oriental lleva años inmersa en una pelea de tú a tú con las marcas referentes en Europa, a las cuales, ha logrado vencen en más de un apartado. Nada que ver con su llegada a nuestro país, que se hizo, ahora visto con perspectiva, con coherencia. Se trajeron modelos que encajarían en un cierto rango de público muy concreto, con precios contenidos y una calidad general bastante decente para sus tarifas. De hecho, por lo general, se consideraba que Hyundai tenía una interesante relación calidad-precio.
En el caso del Hyundai Lantra, esa un sedan de 4,42 metros largo cuyo precio más elevado era de 2.690.000 pesetas en el momento del inicio de las ventas, mientras que el más barato arranca las tarifas en 2.215.000 pesetas. El primero estaba equipado con un bloque de 1,8 litros con 128 CV, el segundo, con un propulsor 1,6 litros y 114 CV. En ambos casos gasolina, pues el Lantra no tuvo motorización turbodiésel, algo que tampoco afectó a las ventas.
Diseñado en el túnel de viento que tenía la propia marca, el Lantra no podía negar su origen oriental. A mediados de los 90, era una época en la que todavía se notaba muchísimo cuando un coche procedía de fuera de Europa; faros rasgados, superficies lisas y suaves, muchísima sencillez general de sus formas… El Hyundai Lantra no era un coche feo, pero también es justo reconocer que tampoco ofrecía un aspecto emocionante o rompedor. Se podría decir que, incluso, era algo anodino.
El uso del túnel de viento, algo muy poco habitual por entonces, provocó que su diseño no tuviera aristas, que los faros estuvieran enrasados con la carrocería al igual que los vidrios, no se pusieron mulduras en la carrocería…
Hyundai ya había puesto en circulación el Lantra anteriormente, en un primer paso para abrirse camino en el mercado europeo. Aquel Lantra paso sin pena ni gloria, era un coche demasiado oriental y alejado de los gustos europeos, un detalle que se intentó eliminar con esta segunda generación del modelo, que cambiaba bastante con respecto a aquella primera entrega. De hecho, los motores, por ejemplo, eran nuevos y de diseño propio, y se acompañaron con una carrocería familiar que no tuvo la primera generación.
Uno de los detalles por los que siempre destacarán los coches orientales de los años 90, tiene que ver con la tapicería de los asientos, con un diseño y una combinación de colores de lo más particular, que no eclipsaba, todo sea dicho, una calidad general que ofrecía un buen equilibrio con respecto al precio de venta del coche. No era, como cabe esperar, la referencia del segmento, pero era más que correcta y se completaba con un diseño del interior agradable y ordenado. Tan solo mencionar que el volante era, quizá, algo grande y la instrumentación no tenía mucha información.
Las primeras tomas de contacto con el Hyundai Lantra confirmaron lo que se esperaba: era un coche cómodo, agradable de conducir, con unas prestaciones correctas y un comportamiento general “muy sano”, aunque las suspensiones eran algo suaves. Se quedaba ligeramente por detrás de los principales referentes del segmento en todos los apartados, pero no desmerecía su buen equilibro general, sobre todo si se tenía en cuenta los precios.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS