Si alguien te dijera hoy, que se ha comprado un Citroën, por grande que sea, no pensarías, seguramente, que ha “llegado lejos”. La firma francesa no es una maca que está ligada al éxito o tenga imagen de status, al menos actualmente. Sin embargo, si en la década de los 70 aparecías con un Citroën CX 2400 Pallas, entonces sí, podías presumir de haber logrado mucho más que sobrevivir.
E Citroën CX 2400 Pallas era, según las publicaciones de la época –y según un tal Arturo de Andrés– el mejor coche ofrecido al automovilista español por la industria nacional y también era el coche más caro que se podía comprar en España, dejando de lado al Dodge 3700 GT, el cual, ya era un coche envejecido y cerca del final de su vida comercial.
La verdad es que el Citroën CX, al igual que el DS, cuenta con una prestigiosa imagen que le acompañará para siempre. No hay modelo de Citroën actualmente que pueda siguiera pretender igualar en imagen al CX y eso, que comparativamente, coches como el Citroën C5 X actual podría estar bastante por encima en todos los apartados –en realidad, supera al CX en todo y con muchísima holgura, lógicamente. Cosas de la evolución–, pero nadie piensa en un C5 X como coche con status.
Hoy, el CX está considerado como el último Citroën “de verdad” y el 2400 Pallas era una de sus mayores exponentes. Y así era, al menos en España, donde no había coche que pudiera hacerle frente en cuanto a prestaciones, equipamiento y tecnología, como la famosa suspensión, que era algo imposible de imaginar en cualquier otro modelo que no fuera un Citroën.
El Citroën CX 2400 Pallas llegó, en primera instancia, con una caja de cambios de cuatro relaciones, lo que no impedía que fuera un coche rápido para lo estilado en España por entonces. Escondía bajo el capó un cuatro cilindros de 2.347 centímetros cúbicos que rendía 115 CV DIN, un rendimiento que resulta un tanto discreto, tanto ahora como en su momento, pero al menos, y siempre según las pruebas que se hicieron en los años 70, era un motor elástico y agradable de usar, a la vez que silencioso.
Podía hacer los 400 metros con salida parada en 18 segundos, el kilómetro también con salida parada lo completaba en 33 segundos y podía rodar a un máximo de 180 km/h. Por su parte, el consumo de poco más de nueve litros se consideraba razonable.
Ver un Citroën Cx 2400 Pallas, en aquellos años, era ver un coche “de prestigio”, de alguien que tenía unos buenos ingresos mensuales. Y eso teniendo en cuenta que el CX noera un automóvil que destacara por la calidad de sus acabados, resultaba un coche caluroso por tener escasa ventilación, y la maniobrabilidad no era precisamente la mejor.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".CITROËN SIEMPRE ESTUVO ADELANTADO A SU ÉPOCA