La aparición del Honda NSX allá por la década de los 90 puso el segmento de los deportivos patas arriba, fue tal su impacto, que incluso la segunda generación del modelo, puesta en escena en 2016, no ha conseguido llegar a su nivel. Y no ha sido por prestaciones, ni mucho menos, son otras las razones, y una de ellas, es que su primera entrega fue, sencillamente, sensacional.
El Honda NSX ha llegado a convertirse en algo más que un coche, ha superado incluso la idea de icono. El NSX, su historia y sus éxitos están a un nivel que pocos coches pueden alcanzar, y eso que no es el más racing ni el más rápido, simplemente, Honda logró lo que nadie pensaba que podría lograr. Y para colmo, dos años después de ponerlo todo patas arriba, lanza el Honda NSX Type R, una versión que se comercializó exclusivamente en Japón y que potenciaba todavía más la deportividad de un coche que ya era, de por sí, muy deportivo.
Los ingenieros se centraron fundamentalmente en reducir el peso. Ya sabemos que a menor peso, menores inercias, mejor comportamiento y mejores prestaciones a igualdad de potencia. Y por supuesto, está aquel dicho que se atribuye a Colin Chapman: no me dobles la potencia, divídeme el peso. Pues esta idea fue la que siguieron los ingenieros durante el desarrollo de NSX Type R, así que eliminaron todos los elementos que, por lo general, se suelen considerar prescindibles: equipo de audio, aire acondicionado, parte del equipamiento eléctrico, el carenado inferior, parte de material aislante, la dirección asistida… de esta forma, se logró reducir la tara final en 120 kilos.
Habia otros cambios bastante interesantes, como la presencia de un buckets Recarode carbono y kevlar –tapizados con tela de color rojo–, un nuevo volante sin airbag, molduras de fibra de carbono en el salpicadero y puertas, así como detalles en color rojo, como las costuras.
Elementos como la suspensión o la dirección se mantuvieron intactos, al igual que el propulsor, otra de las partes del coche que causó sensación. A modo de recordatorio breve, diremos que se trataba de un bloque V6 3.0 con 270 CV, que se podía dar el lujo de lanzar al NSX Type R hasta los 100 km/h en 6,2 segundos y hasta los 259 km/h. No en balde, al arrojar sobre la bascula un peso de 1.230 kilos, la relación peso-potencia era de 4,39 kilos –todo lo que baje de 5 kg/CV, puede ser considerado muy rápido–.
Del Honda NSX Type R NA1 solo se fabricaron 300 ejemplares y se vendieron todos en Japón. Cualquier unidad que no esté en el país nipón, es evidente que se trata de una unidad importada.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".En una palabra: Glorioso.