El Ford Escort XR3i fue, en su momento, uno de los coches más interesantes entre los compactos picantes. Todavía no les denominaba “GTI”, el Golf no había dejado tanta huella todavía, aunque se puede decir que el Escort XR3i nació, en parte, para plantar cara al compacto alemán. O más que para plantar cara, para aprovechar el tirón comercial que se creó alrededor del modelo, sobre todo con la segunda entrega del Escort XR3i, que en lugar de ser una versión creada por la división SVE de Ford, fue un proyecto de los departamentos de ingeniería que se encargaban de todos los modelos fabricados en masa de la firma norteamericana.
Con el Ford Escort XR3i MK4, la marca puso un mayor énfasis en las ventas, que en crear un coche que enfocado a los amantes de las prestaciones y los automóviles deportivos, lo que provocó que el XR3i MK4 fuera un modelo más civilizado y más suave que la generación anterior. De hecho, la altura con respecto al suelo era 10 milímetros mayor en el XR3i MK4, un detalle que ya deja clara su vocación menos deportiva. No debemos olvidar, que cuanto más cerca del suelo, mayor estabilidad y más velocidad en curva, aunque también resulta un poco más incómodo porque no permite unas suspensiones con largos recorridos ni tarados blandos.
Bajo el capó, un cuatro cilindros de 1.597 centímetros cúbicos, alimentado por inyección Bosch, que resultó ser el mismo propulsor que usaba el Ford Escort XR3i MK3. Esto significaba que era capaz de rendir los mismos 105 CV a 6.000 revoluciones y los mismos 137 Nm de par a 4.800 revoluciones, que llegaban a las ruedas delanteras mediante un cambio manual de cinco relaciones –relación final de 4,27:1– que, al igual que el propulsor, procedía de su antecesor.
Sin embargo, el XR3i MK4 pesaba un poco más –935 kilos según datos oficiales–, así que ciertos registros como la aceleración se resentían un poco. La velocidad máxima se cifraba en 185 km/h, mientras que el 0 a 100 km/h lo completaba en 10,4 segundos, los 400 metros con salida parada en 17,3 segundos y los mil metros, también con salida parada, se hacían en 32 segundos. Poco después, pasados 32,3 segundos, el Escort XR3i MK4 alcanzaba los 160 km/h.
En 1987 recibió una ligera revisión que trajo consigo cambios en la caja de cambios para mejorar sensiblemente el tacto y su accionamiento. En 1989 se adoptó la inyección y la gestión electrónica EEC-IV de Ford, una culata reelavorada, una sección de plástico para la admisión que pasaba sobre la tapa de balancines, colectores revisados y un nuevo sincronizado del árbol de levas. En 1989 también aparecieron cambios estéticos, como un alerón, taloneras, llantas de aleación “estilo Cosworth” y un nuevo paragolpes delantero.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS