A finales de los años 50, mientras el SEAT 600 empezaba a dominar con mano férrea las carreteras españolas, FIAT y SIMCA se afanaban en el desarrollo de un nuevo modelo, cuyo punto de partida era, precisamente, el 600, o al menos las soluciones técnicas empleadas. Sin embargo, FIAT decide retirarse del proyecto y deja a SIMCA en solitario, aunque contaba con el apoyo económico de Chrysler y pudo seguir adelante. El resultado de este proyecto fue el SIMCA 1000, un coche que se fabricó en medio mundo gracias a los norteamericanos, que se hicieron con el control de SIMCA.
Entre los países donde se fabricaría el SIMCA 1000, estaba, obviamente, España. Fue Barreiros quien montó el pequeño modelo en España, tras cerrar algunos acuerdos con Chrysler. Acuerdos, por cierto, que acabaron con Barreiros absorbida por Chrysler, aunque esto ya es harina de otro costal. La producción del SIMCA 1000 en España se demoró hasta 1965, cuatro años después de haberse presentado y de haberse puesto en circulación en otros países. Además, SEAT y F.A.S.A. se habían hecho con el control del mercado español y dejaron poco para el pequeño SIMCA 1000, que por si fuera poco, resultaba algo más caro que sus rivales directos.
Aun así, el coche encuentra un lugar en el mercado español, uno pequeño que no cumple con las expectativas de Chrysler, al tiempo que mantiene un buen interés en otros lugares, lo suficiente para aguantar en las tiendas nada menos que ocho años. De hecho, en 1969 aparece la SIMCA Challenge, un trofeo monomarca que reúne a pilotos en ciernes con SIMCA 1000 preparados para competir, lo que provoca un aumento significativo de las ventas. Para aprovechar la ocasión y así, ofrecer una base más interesante sobre la que trabajar para competir, la marca pone en circulación una variante del modelo a la que denominan, simplemente Rallye.
SIMCA supo sacar provecho de la retirada del Renault 8 Gordini, que no tuvo sucesor, y ofreció, básicamente, un coche que mantenía el mismo espíritu y una configuración mecánica muy similar
Para la creación del SIMCA 1000 Rallye todo es muy sencillo y muy económico. Se toma la carrocería de la versión más económica del modelo y se le añade el grupo motor del 1000 Special, se añade una decoración específica, con el capó de color negro mate –para evitar deslumbramientos–, asientos bucket y nuevos diales para el control de las funciones del vehículo. Y lo mejor de todo, era muy barato comparado con otros coches similares, como el Renault 8 Gordini –en España estaba el Renault 8 TS–.
Colgado por detrás del eje trasero había un cuatro cilindros de 1.118 centímetros cúbicos que rendía 58 CV a 5.800 revoluciones y cerca de 85 Nm de par a 2.800 revoluciones. La alimentación corría a cargo de un carburador Weber y el cambio era manual de cuatro relaciones, mientras que el peso total del conjunto era de 780 kilos –relación peso-potencia de 14,8 kg/CV. SIMCA anunciaba una velocidad máxima de 150 km/h.
La aparición del 1000 Rallye fue todo un revulsivo para el modelo, que con nada menos que 10 años en el mercado, llegó a alcanzar las 100.000 copias al año en algunos mercados como Francia, donde la retirada del Renault 8 Gordini había dejado a muchos aficionados sin un coche deportivo al que optar, un hueco que SIMCA supo cubrir muy hábilmente.
El SIMCA 1000 Rallye se fabricó entre 1970 y 1972, cuando apareció el SIMCA 1000 Rallye 1, que adoptaba muchas de las cosas que habían pedido los clientes.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS