Renault siempre ha estado muy ligada a la Fórmula 1 y además, no ha perdido oportunidad para que esa relación con la llamada Categoría Reina se notara. Por ejemplo, el empleo del turbo en sus coches de calle fue, sin duda alguna, para aprovechar el desarrollo que se realizó en competición. El Renault Clio Williams, por ejemplo, ya deja claro el motivo de su existencia con su denominación y posteriormente, los Renault Clio RS y sus motores atmosféricos de altas revoluciones, o los Mégane RS, con sus motores turbo de altas prestaciones, son otro reclamo más con tecnología de Fórmula 1.
Sin embargo, algunas de las realizaciones más locas, con raíces en la afamada Fórmula 1, han sido vehículos únicos, como aquel Renault Espace F1, un monovolumen al que endosaron un motor V10 con 800 CV procedente del Williams FW15C, o bien, el llamativo Renault Twizy F1, cuyo nombre completo es Renault Twizy R.S. Z.E. F1. Un concept car que presentó la firma francesa sobre su pequeñísimo coche eléctrico, que buscaba mezclar la Fórmula 1 y su apuesta por la electrificación, al tiempo que llamaba la atención a gritos.
El Renault Twizy, presentado en el salón de Frankfurt de 2009 como prototipo casi imposible de fabricar, dio paso a un pequeño coche eléctrico claramente enfocado a un uso urbano –no supera los 80 km/h–, que también tenía versión limitada a 45 km/h y homologada como ciclomotor. Se fabricaba en Valladolid –entre 2011 y 2019– y luego pasó a fabricarse en la planta que la marca tiene en Corea del Sur, en Busan, de donde todavía sale el modelo. Un coche que, a pesar de su imagen y sus prestaciones, resulta la mar de divertido, porque tiene unas suspensiones llamativamente duras, una cortísima distancia entre ejes y además de ir casi a la intemperie, su conducción recuerda a la de un kart.
No obstante, a nadie en su sano juicio se le habría ocurrido transformar ese pequeño coche como lo hizo Renault. El Twizy F1 era cualquier cosa, menos sutil. Tenía un enorme alerón en el frontal inspirado en la Fórmula 1, mientras que en la parte trasera instalaba otro alerón igualmente inspirado en la Fórmula 1. Las ruedas, slick de competición, también, como cabe esperar, se inspiraba en la Fórmula 1 y hasta el habitáculo, que se limita a dos asientos y los instrumentos que necesita el conductor para su labor a los mandos, se adaptó. Básicamente, se eliminó el asiento trasero –el Twizy es un biplaza en tandem– y se montó un volante más racing.
Pero no todo era estética. El Twizy convencional tenía un motor de apenas 17 CV, pero para la ocasión, se instaló otro bastante más potente que llegaba a los 97 CV gracias al montar un sistema KERS. Podía alcanzar los 100 km/h en 6,9 segundos, aunque su velocidad máxima era de 110 km/h y su autonomía de 80 kilómetros. Esos 97 CV no eran constantes, pues era el mismo sistema empleado en la Fórmula 1, es decir, un sistema de recuperación de energía que se almacena y se emplea en determinados momentos para aumentar las prestaciones. Así, los 97 CV solo estaban disponibles durante 13 segundos, luego, se volvía a contar con los 17 CV originales.
Nunca se vendió oficialmente, aunque Oakley Design, un especialista británico en transformación de vehículos, fabricó cinco unidades del Renault Twizy F1 y sí, las vendió. No obstante, no contaban con el KERS y, por tanto, tan solo tenían 17 CV. Eso sí, estéticamente eran calcados y mantenía el asiento trasero. Todo el nuevo kit de carrocería se fabricó con fibra de carbono y en alguna ocasión ha aparecido una unidad a la venta.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS