En los inicios del automovilismo muchas de las cuestiones que hoy en día damos por sentadas eran, en verdad, experimentales. De hecho, siquiera estaba clara la idoneidad de las cuatro ruedas por encima de las tres. Hecho que viene a ejemplificar el Benz Victoria de 1893. Primer modelo de la casa alemana en contar con dos ejes de dos ruedas tras la impresión inicial suscitada por el triciclo Motorwagen Nº1 de 1886. Así las cosas, gracias al Victoria se iban poniendo los cimientos para acercarse a la imagen proporcionada por los automóviles en la actualidad, incorporando algunas novedades que, sin embargo, eran incapaces de obviar lo mucho que este modelo seguía compartiendo con los carruajes del momento.
Pero vayamos por partes. Para empezar, Carl Benz y su esposa Bertha Ringer – inventora de las pastillas de freno – diseñaron y evolucionaron de forma conjunta al Motorwagen Nº1. Primer vehículo propulsado por un motor de combustión interna en toda la historia, gracias al mismo se abrió el camino por el cual han transitado los millones de automóviles que lo sucedieron. Sin embargo, aquel diseño aún tenía mucho que ver con la concepción de un pequeño carruaje con motor.
Algo que podía verse en la apariencia general aunque, en verdad, elementos como su dirección ya iban anticipando novedades trascendentales mucho más allá del uso de la benzina. La cual, por cierto, colocaba a las farmacias en las que se vendía como improvisadas “ gasolineras “ de la época. Llegados a este punto, el monocilíndrico con cuatro tiempos del Motorwagen Nº1 daba menos de 1 CV de potencia con sus 958 centímetros cúbicos de cilindrada. Unas prestaciones que pueden parecer irrisorias aunque, en el momento, resultaban suficientes para que no pocas personas se santiguaran al paso de este vehículo, pensando que era “ una carreta del demonio “ o que, incluso, había sido “ inventado por brujas “. Afirmaciones que, en España, no nos son demasiado ajenas. No en vano, durante las guerras carlistas algunas partidas de tradicionalistas destruyeron trenes por considerarlos portadores de un progreso alentado por fuerzas liberales y antirreligiosas.
Con su enorme cilindro colocado en posición horizontal, el Benz Victoria presentaba la novedad de las cuatro ruedas como un avance sustancial en el automovilismo
Benz Victoria, responsable de la primera multa por exceso de velocidad
La curiosidad mecánica de Carl Benz y Bertha Ringer los llevó a diseñar constantes mejoras en sus creaciones. De esta manera, en 1983 se presentaba el Benz Victoria con un nuevo monocilíndrico donde la cilindrada se ampliaba hasta los 2.915 centímetros cúbicos. Gracias a ello, la potencia creció de forma significativa, dando unos 5 CV a 700 revoluciones por minuto.
De esta manera, el Victoria podía alcanzar velocidades de hasta 30 kilómetros por hora, logrando cubrir largas distancias con un consumo de 20 litros cada cien kilómetros. Sin duda una panoplia de características muy alejadas de lo que, tan sólo unos después, iban a disfrutar la mayor parte de automóviles. No obstante, aquel Benz Victoria seguía siendo todo un pionero en una época donde el acceso a la motorización seguía siendo no ya una cosa de élites, sino incluso un fenómeno dotado de extrañeza.
De hecho, una unidad del Victoria producida en 1894 cuenta con el dato curioso de ser el primer vehículo multado por exceso de velocidad en Alemania. Siendo parado por la policía el 5 de noviembre de 1894 tras atravesar de forma imprudente el centro de una pequeña localidad y, más que seguro, sembrando un cierto pánico entre los poco acostumbrados aldeanos.
Lejos de contar con un volante como tal, el vehículo se dirigía con una palanca e, incluso, podía contar con carrocerías donde se disponían dos bancadas de asientos enfrentadas
Además, esa misma unidad cuenta con el mérito de ser, hoy en día, el automóvil en circulación más veterano de toda Alemania. Pasando su correspondiente revisión cada dos años para portar así su placa legal, pudiendo transitar por las carreteras con todas las de la ley. Eso sí, debido a su carencia de alumbrado, sólo puede hacerlo de día y en buenas condiciones de visibilidad. En fin, algún sacrificio hay que hacer cuando se tiene semejante pieza histórica del automovilismo en nómina.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.COMENTARIOS