En Estados Unidos, ciertamente, se ven las cosas de forma diferente y en ocasiones se les ocurre mezclar el tocino con la velocidad. ¿Cómo si no definirías al Dodge RAM SRT-10? Acaso no es lo más próximo a la relación entre el tocino y la velocidad? No obstante, eso no quiere decir que semejante aparato no tenga su encanto, como todo vehículo con un motor muy potente, pero está claro que mucho sentido no tiene, más allá de presumir de tener un pick-up capaz de humillar en recta a muchos deportivos.
Al otro lado del charco, donde la cultura del motor es muy particular y muy interesante, son muy dados a realizar restomod muy particulares. Los coches clásicos se ven de manera diferente, allí no son un objeto intocable y, por tanto, se puede modificar y eso provoca la aparición de pick-ups “viejas” equipadas con motores de deportivos que son rápidas, muy rápidas. En Dodge pensaron que, ¿por qué no hacer un pick-up de ese estilo, pero moderno? Además, tenían material de sobra para realizar una cosa así, sin que fuera demasiado caro, aunque este detalle, en Estados Unidos, no es tan importante como lo podría ser en Europa.
Tomaron como punto de partida el Dodge RAM, el pick-up más popular de la marca en aquellos años (y que hoy es una marca independiente) y le dijeron a la división deportiva de Chrysler, que se pusieron manos a la obra. El RAM tenía versiones con motores V8 muy potentes, pero querían dar forma a algo realmente especial, ya habían existido pick-ups con motores V8 muy deportivos y su creación no destacaría. Así que, ni cortos ni perezosos, cogieron el motor V10 del Dodge Viper y lo encajaron bajo el capó del Dodge RAM 1500. Hablamos de un bloque de 8.300 centímetros cúbicos y 500 CV, y, por lo tanto, no valía con meter ahí el propulsor sin más. Hubo que retocar todo, absolutamente todo, porque el RAM, no lo olvidemos, era un vehículo lúdico y para trabajar, no para soportar los envites de un motor V10 8.
Hubo que reforzar el chasis, mejorar y potenciar los frenos, reforzar y mejorar la suspensión (se bajo 25 milímetros delante y 64 milímetros detrás), revisar por completo la dirección y adaptarla a la nueva personalidad del vehículo y también hubo que revisar y mejorar la aerodinámica de la carrocería. Mejorar todo lo que permite unas formas tan cuadradas, claro, pero de paso, también revisarían todas las tomas de aire, para que no le faltara oxígeno al enorme motor. Curiosamente, dado que la carrocería era bastante grande, no se encontraron grandes problemas para montar el motor del Viper y además, se pudo montar una caja de cambios manual de seis relaciones, aunque la carrocería de cuatro puertas (denominada Quad Cab) solo se ofrecía con cambio automático de cuatro relaciones, transmisión que tenía un convertidor de par diferente al de origen y un radiador especial.
Era, sencillamente, un monstruo que pesaba 2.327 kilos, capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en menos de cinco segundos y completar el cuarto de milla en 13,6 segundos, llegando a una velocidad máxima de 248 km/h. De hecho, se convirtió en el pick-up más rápido de la historia al alcanzar los 248,784 km/h (registrado en el libro Guinness de los récords). Podemos poner como ejemplo comparativo cualquier deportivo que se vendiera por entonces, como el Ferrari F430, que podía completar el sprint hasta los 100 km/H desde parado en cuatro segundos.
Se presentó en el año 2002 y se fabrico en 2004, 2005 y 2006, saliendo de la línea de montaje un total de 9.527 unidades.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS