La opulencia y pomposidad de Rolls-Royce nunca estuvo en duda, hasta la aparición de un cliente que envió su Wraith a una empresa de personalización. Aquel cliente consiguió un impacto en la marca que nadie esperaba, hizo entender que los clientes de la marca buscan algo que rompiese las normas y con mayor rango de personalización. Los especialistas de la marca nos trajeron el Rolls-Royce Ghost Black Badge, el Ghost más siniestro.
El Rolls-Royce Ghost siempre tuvo un aura pristina, presidida por el “Espíritu del Éxtasis” que ahora se ve perturbada por la versión Black Badge. Al tirar de la apertura del capot, el “Espíritu del Éxtasis” negro se esconde para darnos paso al 6,75 litros V12 de 600 CV y 900 Nm que es más que de sobra para mover con soltura. Con esto alcanza los 100 km/h desde parado en 4,8 segundos gracias a su tracción a las cuatro ruedas.
Cuenta de Launch Control como si de un deportivo se tratase y su velocidad máxima está limitada a 250 km/h. El escape es exclusivo de esta versión, es un poco más ruidoso que en el Ghost, pero la calidad de rodadura es increíble. A juego con esto, la transmisión automática y el chasis se ha puesto a punto para dotar de mayor agilidad a esta versión.
No se percibe ni un ruido desde el interior a no ser que aplastes el pedal del acelerador contra la cara moqueta
La carrocería de aluminio del Rolls-Royce Ghost Black Badge nos recibe una parrilla en negro, pero que mantiene sus barrotes en plateado. Esta está presidida por el “Espíritu del Éxtasis”, la cual ha sufrido un tratamiento electrolítico que deposita una capa de negro cuyo grosor es la centésima parte de un cabello humano, como todo lo cromado que ya no lo es en este automóvil. Una línea en contraste, pintada a mano como antaño, recorre el hombro del vehículo desde el faro delantero hasta la óptica trasera.
La parrilla iluminada forma parte de los pocos detalles cromados que se han permitido en la versión, como las manetas y detalles de las llantas, que por cierto, tienen el aro formado por 44 capas de fibra de carbono. Las llantas se completan con un cubo de aluminio forjado en 3D y unido con tornillos de titanio de grado aeroespacial y, como no, los cubretuercas autocentradores de Rolls-Royce.
Las puertas se pueden cerrar desde el interior y el exterior con un botón situado en el pilar C y en las manetas respectivamente. La apertura desde el interior se puede realizar automáticamente tirando de la maneta dos veces. Al acceder al interior, la insignia “Ghost” iluminada nos da paso a unos asientos de piel que bien podrían estar en el salón de casa por su comodidad, y la luz blanca azulada inunda el interior.
Las cámaras situadas en el retrovisor central y el sensor del paragolpes delantero velan porque nada se salga de lo previsto, anticipándose y preparando la suspensión para lo que va a ocurrir inmediatamente después
En el salpicadero, ante el copiloto, un infinito, señal de esta versión, se ve rodeado de una constelación de 152 estrellas, que ve su continuación en el tapizado del techo del Rolls-Royce Ghost Black Badge. El cuadro de instrumentos es una pantalla que se extiende desde la central, pero mantiene la apariencia analógica típica de Rolls-Royce. En la consola central tenemos el clásico reloj y controles analógicos cromados repartidos sutilmente. Todo esto rodeado de fibra de carbono técnica, que se hace especialmente para este vehículo.
Las puertas traseras son suicidas como en su modelo de origen para facilitar su acceso a pesar de que está más orientado al conductor. La primera muestra de esto es que no puedes adquirir este modelo con la versión extendida del chasis como si puedes hacer con el Ghost, este Rolls-Royce Ghost Black Badge tiene claro el objetivo de sus clientes. Mantiene el detalle del paraguas en la puerta, eso si, no deja de ser un Rolls-Royce.
Dos únicas plazas, con sendas mesas para trabajar instaladas en los respaldos de los asientos delanteros. Tras pulsar el botón que dispone la mesa ante ti eléctricamente, y pulsando otro, dispone un monitor que muestra lo que esté conectado en el bolsillo trasero del asiento y el sistema de infoentretenimiento del propio vehículo. En el centro el reposabrazos da paso a un par de copas de cava y una botella rellenable con la bebida de tu preferencia, y tras ella una nevera permite mantener refrigeradas tus bebidas.
Una placa de Goodwood nos recuerda el número de la unidad que poseemos
Este modelo está rodeado de inconformismo, y si bien esta modificación respecto al Ghost “normal” (si se puede considerar un coche así normal) ya es más que suficiente, un preparador se ha atrevido a modificar algunos aspectos de él. El preparador Spofec, una subsidiaria de Novitec, se ha atrevido. El preparador alemán ha comenzado exprimiendo su propulsor para alcanzar los 696 CV y los 1001 Nm.
El 0 a 100 km/h lo realiza en 4,3 segundos, 0,5 segundos más rápido, pero ha mantenido la limitación de velocidad máxima. La única mejora mecánica es la reprogramación de la centralita y unos escapes nuevos que cuentan con una válvula para dejar resonar el V12 a pleno pulmón cuando lo deseemos. Unos paragolpes rediseñados, taloneras y un nuevo alerón acompañan a las llantas Vossen de 22 pulgadas.
Estos especialistas han rebajado la configuración de la suspensión 4 centímetros hasta alcanzar los 145 km/h, momento en el que el vehículo se vuelve a elevar a su altura habitual
No han mencionado el precio, pero disponen de personalizaciones acordes a las peticiones de los clientes. No sé si es necesaria una preparación así, el Rolls-Royce Ghost Black Badge ya es el Ghost más siniestro y personalizable, si ya se venden pocos modelos como este, ¿cuántos se personalizarán de la mano de Spofec?
Francisco Javier Rodriguez
En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.COMENTARIOS