Con el Peugeot 309 la casa del león dio un paso más en el asentamiento de su nueva gama, renovando lo que hasta comienzos de los ochenta había sido una oferta de modelos solventes y muy fiables, pero también excesivamente anodinos y grises para la senda tomada por el automovilismo masivo de aquella época. Además, con la exitosa participación en el Grupo B del Mundial de Rallyes, el París-Dakar y Le Mans, Peugeot consolidó una nueva imagen durante los ochenta, capaz de proyectarla al mercado como una opción donde la economía y la fiabilidad se daban la mano en modelos accesibles como las versiones GTI de sus utlitarios y compactos.
En suma, Peugeot durante los años ochenta estaba dando al fin en el clavo. Una senda de éxitos comerciales, tecnológicos y deportivos que empezó con el lanzamiento en 1983 del 205. Un modelo perfecto para el día a día en la ciudad, así como para pequeños desplazamientos interurbanos. Es decir, la opción con la que Peugeot cubría el segmento B, necesitando de un nuevo diseño para la gama media representada por el segmento C. En ese sentido, el objetivo era sustituir tanto al 305 – un sedán ya anticuado con más fachada que mecánica – como al Talbot Horizon. Un modelo diseñado bajo el patrocinio de Chrysler Europe, la cual había adquirido la marca en los setenta para luego vendérsela a Peugeot.
Obviamente, así las cosas la tarea más importante para Peugeot era poner orden y concierto en su gama. Y bueno, la verdad es que al comienzo fue bastante optimista, ya que pensó en hacerlo conservando tanto su marca como la recién adquirida Talbot. Objetivo que no fue posible, concretando así todos los esfuerzos en los nuevos modelos de la casa del león. De hecho, como precio al lanzamiento en 1985 del Peugeot 309 – diseñado por la propia empresa y no por Pininfarina, como era bastante normal hasta la fecha – se presentó el VERA. Un prototipo muy centrado en el estudio de la aerodinámica que, al mismo tiempo, avanzaba las líneas del 309.
Peugeot encaró los ochenta no sólo con la necesidad de reconfigurar su gama, sino también con el tener que hacer los deberes respecto a qué hacer con la recién adquirida Talbot tras el naufragio de Chrysler Europe
Peugeot 309, la apuesta de la marca por el segmento C
Al Peugeot 309 no se le puede ver desde la óptica de lo revolucionario o rompedor. Para nada. Lejos de ello, estamos ante un modelo donde se hace de la necesidad virtud. Usando múltiples elementos ya existentes en el conglomerado de marcas para reaprovechar todo lo posible. De esta manera, incluso sus líneas se ven condicionadas por ello, ya que en el Peugeot 309 se usaron los marcos de las puertas ya diseñadas para el 205 dos años antes. Un detalle de forma que sólo es el prólogo a todo lo que viene en la mecánica.
Respecto al motor, el Peugeot 309 usó como bloques de sus primeras versiones creaciones tomadas de SIMCA y Talbot. De hecho, fueron motores similares a los usados por el Horizon, montando incluso en el caso de los 309 salidos de la fábrica española de Villaverde el Poissy conocido como SIMCA 1100. Eso sí, para 1986 ya llegaron los primeros ingenios XUD de PSA, con cuatro cilindros en línea e inyección indirecta para rendir 65 CV con 1.9 litros de cilindrada.
Eso sí, la oferta de motorizaciones arrancaba en 1.1 litros con alimentación por carburación. El modelo base de la primera gama, tan sólo capaz de entregar 55 CV con 80 Nm de par motor a 3.400 revoluciones por minuto. Tras esto se podía escalar a un 1.3 litros, ya de 65 CV y 103 Nm. Más allá se ofertaba un motor de 1.6 litros con carburación y 80 CV y 130 Nm a 2.800 revoluciones por minuto. Ya con un consumo de 7,1 litros, en vez de los seis dados por la variante más básica de la gama inicial del Peugeot 309, estrenada en 1985.
En 1985 la oferta de motores no era muy amplia, pero eso se fue arreglando según en años siguientes apareció la gama diésel junto a las versiones más prestacionales
Además, antes de la llegada del GTI en 1987, la motorización más prestacional durante el primer año en el mercado fue la 1.9 con carburador de doble cuerpo. Capaz de dar 105 CV y 162 Nm para llegar hasta los 190 kilómetros por hora. Respecto a los motores diésel, estos no llegaron hasta casi dos años después de la presentación del Peugeot 309. Así las cosas, la principal virtud del modelo durante sus primeros meses fue la de conseguir dar una nueva imagen aún usando partes de vehículos ya existentes.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Excelente artículo como siempre, me sorprende q no se haga mención alguna q la nomenclatura de 309 se debe en parte a q en principio iba a ser Talbot (Arizona, para ser exactos) y por eso no sigue la numeración q le correspondería (306]