Rolls-Royce siempre ha sido el paradigma del lujo y del estilo, lo máximo en cuanto a distinción sobre cuatro ruedas. Así ha sido desde su función hace 116 años y así sigue siendo bajo el paraguas de BMW. De hecho, la compañía alemana ha sabido extraer la más pura esencia de la marca, pero combinarla con tecnología, con innovación y con una evolución constante que ha culminado con uno de sus modelos más exitosos de toda su historia: el Rolls-Royce Ghost.

Cuando apareció la primera generación de este automóvil se posicionaba un escalón por debajo del sempiterno Rolls-Royce Phatom, siendo así el modelo más pequeño y “barato” que ha fabricado la centenaria compañía británica. No obstante, que sea el más pequeño no quiere decir que falte lujo o distinción, ni mucho menos. El Ghost ha sido y será un Rolls-Royce en toda la esencia de la palabra y, por ende, se trata de un vehículo realmente exclusivo, totalmente configurable y personalizable, y por supuesto, descaradamente caro.

Ahora, Rolls-Royce vuelve a dar un ejemplo de saber hacer y haciendo uso del banco de órganos de BMW, pone sobre el asfalto una nueva evolución del Rolls-Royce Ghost que se convierte, a falta de una puesta al día del Phantom, en el modelo más avanzado fabricado nunca por la marca británica. Obviamente, no solo hay tecnología, el modelo ha sido desarrollado bajo las premisas de sus clientes, siempre muy exigentes.

Post Opulent, o dicho de otro modo, nada de expresiones de riqueza innecesarias

El Rolls-Royce Ghost, aunque sigue siendo el sedán más pequeño que sale de las instalaciones de Goodwood, es un coche de grandes dimensiones. La longitud alcanza los 5,55 metros (9 centímetros más que el primer Ghost), mide 1,98 metros de ancho (3 más que antes) y 1,57 metros de alto. La batalla, por su parte, alcanza los 3,3 metros, ofreciendo un espacio interior para las plazas traseras más que satisfactorio. Además, según afirman desde la propia marca, el nuevo Rolls-Royce Ghost solo comparte con la primera generación la estatuilla del Espíritu del Éxtasis, siendo el resto completamente nuevo.

La plataforma elegida para la ocasión es la misma base de aluminio que da sustento al Rolls-Royce Cullinan y al Rolls-Royce Phantom, aunque todo el desarrollo del coche se ha basado en lo que han llamado “Post Opulent”, que rechaza cualquier expresión superficial de riqueza.

Sin embargo, no han escatimado en dejar claro que tenemos delante un coche muy especial y fuera del alcance de cualquiera, sobre todo si miramos detenidamente la enorme calandra rectangular. Una solución estética empleada para resaltar las características poco comunes de este automóvil y que también emplean tanto la propia BMW, como la eterna rival de Rolls-Royce, Bentley. Además, ya no se extiende hasta la zona de la matrícula delantera, haciendo que la vista frontal sea menos pesada.

Dicen evitar la opulencia, pero cada rasgo, cada curva y cada ángulo del nuevo Rolls-Royce Ghost hace gala de una exclusividad que solo se pueden encontrar en este nivel de precios. Resulta elegante a la par que presenta un carácter fuerte y señorial, pero sin que por ello falte cierta garra, principalmente en su frontal gracias a la zona baja del paragolpes, donde se ha practicado una entrada de aire de nuevo cuño que se adentra hacia la calandra bajo los faros.

Al mismo tiempo, la zona trasera es la más limpia y sencilla de todo el coche, con pilotos traseros muy parecidos a los usados en la generación saliente, pero que son totalmente nuevos bordeados por unos marcos cromados de grosor respetable pero muy bien integrados a ras de la carrocería y para nada ostentosos. De hecho, las formas en la zona trasera son algo más suaves y descargan mucho el gran tamaño del coche.

La vista lateral ofrece una sensación similar, todo es más “ligero” a la vista al haber prescindido de las depresiones en la carrocería en la zona baja de las puertas. Todo es más uniforme, aunque las líneas generales siguen siendo paralelas al suelo y los marcos cromados de las ventanillas han ganado en superficie.

Cómo viajar en una alfombra voladora

Muchas veces usamos la expresión “viajar como una alfombra voladora” y no siempre nos entienden, toca explicar de qué va el concepto. El caso es que nadie que no sea un aficionado al motor suele entender lo que queremos decir, que básicamente es que da la impresión de viajar sin tocar el suelo y, por ende, no sufre las consecuencias de un piso roto y en mal estado. Algo que parece imposible de conseguir, pero que no obstante hay fabricantes que logran reproducir casi a la perfección.

Rolls-Royce es uno de esos fabricantes obsesionados con el confort de marcha, empleando muchos recursos en conseguir que sus coches sean, precisamente, como una alfombra voladora. Es uno de los apartados más destacados en cualquier automóvil con el Espíritu del Éxtasis en el frontal y el nuevo Rolls-Royce Ghost no es una excepción, más bien es un nuevo paso al frente en este apartado.

La suspensión es completamente nueva, con cinco brazos en el eje trasero y función direccional, que usa el conocido sistema Magic Carpet Ride (viajar en alfombra mágica) y la suspensión neumática autonivelante Planar Suspension System, que gracias a una cámara frontal, puede anticiparse a lo que está por venir.

El confort no se mide únicamente en la capacidad de absorción de los desperfectos del terreno, también se mide por determinados detalles que marcan la experiencia de viajar en un Rolls-Royce

Por ejemplo, el Phantom es famoso por el sistema eléctrico que permite cerrar las puertas una vez sentado en las plazas traseras mediante un botón situado en el pilar C, un sistema que también estará disponible en el Rolls-Royce Ghost a petición de los clientes y que hace de viajar en el Ghost algo realmente especial, ya que ni siquiera hace falta moverse para cerrar las puertas. Además, si se quiere abrir o cerrar manualmente, las puertas cuentan con un sistema de asistencia.

Otro apartado donde se ha trabajado con ahínco es en la insonorización del habitáculo. Se han empleado cerca de 100 kilos de material aislante, que llega incluso dentro de los neumáticos y se ha instalado un equipo de sonido Bespoke Audio con 18 altavoces y 1.300 vatios, que emplea una cavidad en las taloneras de la carrocería a modo de subwoofer.

El Rolls-Royce más avanzado hasta la fecha

Donde tampoco se ha escatimado nada es en tecnología y equipamiento, haciendo del Rolls-Royce Ghost el modelo más avanzado de la marca hasta el momento. De entrada ya dispone de faros LED láser desarrollados por BMW, cuyo alcance es de nada menos que 600 metros. También dispone de visión nocturna y asistente para visión diurna, que funcionan mediante un sistema de cuatro cámaras con vista panorámica y vista aérea. Se incluye los sistemas de advertencia de colisión, de tráfico cruzado y de cambio y salida del carril, cuenta con acceso WiFi, asistente de aparcamiento, conectividad total, control de crucero adaptativo…

Pero aún hay más, porque también se añade un nuevo sistema de filtrado de aire, una evolución del conocido Micro Environment Purification System (MEPS). Ahora, el sistema cuenta con unos detectores de impurezas de alta sensibilidad que se encargan de ofrecer la máxima calidad de aire gestionando de forma automática la entrada de aire directa desde el exterior o conectando la recirculación. Se puede resumir diciendo que dentro del Rolls-Royce Ghost, se respira mejor aire y más limpio que en el exterior.

Llamativo cuanto menos es el techo, donde se ha instalado el famoso sistema de Rolls-Royce llamado Starlight Headliner, que se basa en 152 LED para dar la impresión de mirar un cielo estrellado con más de 850 puntos de luz.

Un conjunto espectacular, como solo Rolls-Royce sabe conseguir, animado por un V12 de 6,75 litros y asistido por dos turbos, capaz de entregar 563 CV y 850 Nm de par, disponibles desde 1.600 RPM. Gracias a una tracción total, este bloque V12 es capaz de lanzar los casi 2.500 kilos hasta los 100 km/h desde parado en 4,8 segundos y de llegar al limitador de velocidad electrónico, tarado a 250 km/h, más rápido de lo que uno se espera.

¿Te preguntas por los consumos? Entre 15,2 y 15,8 litros cada 100 kilómetros de media, con unas emisiones que pueden llegar a 359 gramos de CO₂ por kilómetro, según ciclo WLTP.

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