Las 24 Horas de Le Mans es una de las pruebas automovilísticas más duras, pero también más “románticas” de la historia de este deporte. Se comenzó a celebrar en 1923 y supuso una nueva interpretación de cómo debería ser una carrera de automóviles, pues en aquellos primeros años, las carreras se basaban en ser el más rápido a toda costa y con las 24 Horas de La Mans se comenzó a premiar otro tipo de atributos, como la resistencia. Actualmente puede parecer relativamente sencillo resistir durante largas horas en pista, lo podemos ver cada año con esta mítica prueba, pero en los albores del automóvil era una auténtica locura. Sobre todo con el concepto original de la prueba, que le daba la victoria a quien recorriera la mayor distancia posible en tres carreras de 24 horas, disputadas en tres años diferentes.
El misticismo de la prueba disputada en el asfalto del circuito de La Sarthe se fue forjando con cada edición de la carrera y con cada edición, más fabricantes y más aficionados acudían al circuito. Se comenzó a desarrollar grandes soluciones que espolearon la evolución de los vehículos de producción y gracias a las numerosas gestas logradas en esta prueba, marcas como Bugatti, Bentley o Alfa Romeo pueden presumir de la imagen deportiva y prestacional que tienen a día de hoy. Incluso Jaguar o Ferrari le deben a las 24 Horas de Le Mans parte de su fama.
De entre todas las historias que se han vivido en La Sarthe, muchas de ellas auténticas epopeyas, hay una que se recuerda con especial emoción, dado lo que se consiguió y el coche protagonista de la gesta. Hablamos de una victoria ocurrida en la edición de 1995, cuando un bólido basado en un coche “de producción”, fue capaz de vencer a todos los de la categoría prototipos y hacerse con la victoria general de las 24 Horas de Le Mans. El coche, como muchos seguro que ya sabréis, fue el McLaren F1 GTR. Victoria mítica que la propia compañía quiere recordar y homenajear, con la edición especial de su buque insignia, el McLaren 720S.
Edición limitada a 50 unidades con meros cambios estéticos
Aquella victoria llegó, concretamente, el 18 de junio de 1995, cuando el McLaren F1 GTR con el número 59 y pilotado por JJ Lehto, Yannick Dalmas y Masanori Sekiya, cruzaba la línea de meta en primera posición. Desde ese momento no se ha vuelto a repetir un logro semejante y han pasado ya un total de 25 años. Es cierto que los prototipos actuales son un espectáculo tecnológico (y económico), pero los deportivos de producción también han evolucionado de forma notoria, aunque no han podido con los LMP1. Quizá por eso veremos como en 2021 se pone en marcha una nueva categoría en el Mundial de Resistencia.
Dejando esto de lado y tomando la evolución de los deportivos como base para nuestra historia, nos encontramos con la desaparición del McLaren F1, sin que haya existido realmente un sustituto real. ¿Se puede considerar al McLaren P1 o al brutal McLaren Senna como sus herederos? Podría ser, pero actualmente el McLaren 720S representa el buque insignia de la compañía británica y ha sido el elegido para conmemorar esa victoria de hace un cuarto de siglo, con una edición especial y super limitada, que se centra básicamente en su aspecto y en el equipamiento. No en balde, el McLaren 720S ya es suficientemente especial y veloz por si necesidad de recurrir a modificaciones mecánicas de ningún tipo.
Así, bajo la denominación de McLaren 720S Le Mans, se han creado dos versiones que se diferencian por su color exterior; la primera de ellas luce una carrocería pintada en Sarthe Grey y la otra en McLaren Orange, ambas con la zona de los bajos y toda la trasera (desde los pilotos hacia abajo) en tono Ueno Grey. Es decir, una carrocería de color gris claro y bajos en gris algo más oscuro y la otra, en color naranja con los bajos igualmente en gris oscuro. También aparecen logos conmemorativos de aquella gesta y unas llantas de cinco anchos radios que recuerdan a las usadas por el McLaren F1 GTR nº 59 de 1995. Obviamente, la decoración está inspirada en esa mencionada unidad.
Sobre el techo se ha instalado una nueva toma de aire (funcional) y algunos elementos aerodinámicos se dejan con la fibra de carbono sin pintar.
Mucha Alcántara en el habitáculo y un motor V8 biturbo intacto
El habitáculo se queda intacto, sin cambios realmente notables. Hay mucha fibra de carbono, como la que da forma a los asientos o algunos elementos de la consola central. No obstante, es la Alcántara el material que domina toda la escena interior, recubriendo hasta el más mínimo rincón del habitáculo. Tapicería, por cierto, que según el acabado exterior de la carrocería, tendrá detalles en tono gris o en tono naranja. Alfombrillas y volante también añaden sus detalles específicos.
Respecto al apartado mecánico, todo sigue igual que en cualquier otro McLaren 720S. Es decir, colocado tras los asientos hay un V8 4.0 con dos turbos capaz de torturar las ruedas traseras con 720 CV. McLaren anuncia un 0 a 100 km/h en 2,9 segundos y una velocidad máxima de 341 km/h.
Tan solo llegarán a Europa 16 unidades del McLaren 720S Le Mans, cada una de ellas a un precio de 284.771 euros. Los propietarios comenzarán a recibir sus especialisimos McLaren a partir de septiembre.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS